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EL CAIRO 2020

Crítica: Sideshow

por 

- La ópera prima de Adam Oldroyd es un relato algo anticuado sobre mentalistas, asesinos en serie y familias perdidas

Crítica: Sideshow
(© Media Luna New Films)

Ver Sideshow, que se estrena en la sección Midnight del Festival Internacional de Cine de El Cairo, es como encontrar un mensaje en una botella varada en la playa: la ópera prima de Adam Oldroyd tiene el aspecto de una reliquia de la televisión británica de los años 70. Un buen thriller cómico sobre un ridículo intento de robo a un vidente acabado: la película tiene una estética retro. 

Les Dennis, un cómico británico y antigua estrella de la televisión que presentó la versión británica del concurso Family Fortunes durante 15 años, hasta 2002, es el protagonista de Sideshow. Dennis no carece de habilidades interpretativas, ya que en los últimos años ha participado en grandes producciones teatrales del West End como Chicago, Art y Spamalot. El cómico traslada el estilo interpretativo propio de dichas superproducciones teatrales a su personaje, Pendrick, alias “El Estupendo que todo lo ve”. Despliega su histrionismo y grandes gesticulaciones en un personaje que se ha pasado la vida actuando en un escenario. Desafortunadamente, Pendrick es también un misógino recalcitrante cuyos mejores días como actor de teatro han terminado, un hecho del que es plenamente consciente y que lo ha hecho miserable. En la actualidad, Pendrick lucha por atraer público en resorts de la costa británica (sería el intérprete perfecto para la era del coronavirus, ya que deja varias filas de asientos vacíos entre los espectadores). Por eso, busca otras formas de atraer la atención, como subir al escenario a la mujer soltera más voluptuosa del público. 

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Afortunadamente para los espectadores, el representante de Pendrick está cerca para mantenerlo alejado de los problemas. Gerald (Anthony Head) siente una especie de obligación hacia él puesto que su propio padre cuidaba del artista cuando era más exitoso. Ahora, Gerald tiene que pedir favores para lograr que Pendrick actúe. 

Entre el público está Eva (April Pearson), una joven que parece fuera de lugar entre la multitud. Al final de la actuación, cuando los espectadores reclaman que les devuelvan el dinero, descubrimos que es una ladrona, convencida de que el confabulador Pendrick también oculta un alijo de billetes. Para llevar a cabo el robo, cuenta con la ayuda de Dom (Nathan Clarke), un alma crédula e ingenua. Cuando Dom descubre que Pendrick es un vidente, se pone nervioso, a pesar de la evidencia de que el supuesto talento de Pendrick es una estafa. Es una agradable presentación de los personajes, divertida, aunque deliberadamente cursi. 

Desafortunadamente, la película no les deja espacio para crecer y no se necesitan habilidades psíquicas para saber hacia dónde va la historia. Las revelaciones sobre asesinos en serie y secretos familiares están tan telegrafiadas que uno tiene que ser tan tonto como Dom para creerlas. Pero la película tiene suficiente conciencia de su propio estilo retro y de la torpeza de su trama para que Oldroyd mantenga la dosis justa de diversión. Sería interesante ver lo que haría este director, que cuenta con experiencia en documentales sobre naturaleza y programas infantiles, con un presupuesto más alto que le permita ser más ambicioso.

Sideshow es una producción de Perfect Sphere y Sterling Pictures (UK). Media Luna New Films (Alemania) gestiona las ventas internacionales.  

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