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HUNGRÍA

Crítica: Colors of Tobi

por 

- El viaje de un adolescente transgénero centra el debut de la directora húngara Alexa Bakony, un emotivo y conmovedor documental en primer plano

Crítica: Colors of Tobi

Una de las primeras reglas que se aprenden en cualquier clase de introducción al cine es el raccord o continuidad: ciertos elementos visuales deben mantenerse de un plano a otro. No obstante, la originalidad cinematográfica se logra a menudo rompiendo reglas como esta. Colors of Tobi [+lee también:
tráiler
entrevista: Alexa Bakony
ficha de la película
]
, a pesar de no ser tan extrema como algunos trabajos de Godard, presenta un innovador truco formal para alterar nuestra percepción sobre el paso del tiempo. Se trata de un elemento diferenciador en una película que marca un prometedor debut para la directora Alexa Bakony, que acaba de estrenar la cinta a nivel mundial en el BFI Flare, el festival de temática LGBT más grande de Europa.

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El colorido mecanismo visual empleado para romper la continuidad tiene que ver con el cabello teñido del protagonista: Tobi, un adolescente trans que vive en un pequeño pueblo húngaro (que también es la ciudad natal de la directora, cuyo nombre, curiosamente, no se menciona). En cierto momento, el chico tiene reflejos de color rosa en el pelo, mientras que en el siguiente plano muestra un rubio decolorado, o su color oscuro natural. Sin embargo, esto nunca resulta confuso, sino que se convierte en una adecuada falacia para apoyar el tema principal de la película: la mutabilidad de la identidad, desafiando la idea de que una transición de género es un viaje lineal, aunque a veces tortuoso.

A pesar de jugar astutamente con nuestras presunciones sobre Tobi identificándose como un hombre, Colors of Tobi es un consumado trabajo de narración, casi novelesco, que muestra cómo las personas evolucionan durante un largo período de tiempo, a medida que obtienen una visión más profunda de su vida interior. Sería natural comparar la película con la Lady Bird de Greta Gerwig: una historia de huida y transición a la edad adulta, en un ambiente suburbano y con una madre que alimenta sus propios sentimientos conflictivos y amorosos. Incluso hay una tímida figura paterna como la de Tracy Letts: el padre de Tobi, Zoltán. Tobi comienza la película declarando formalmente su nueva identidad de género en un formulario del gobierno. A partir de aquí, acompañamos a su madre Éva mientras guía a su adorado hijo pequeño a través del proceso de reasignación de género, durante su último año en el instituto.

Se trata de una historia propia de la década de 2010, que podría tener lugar en muchos rincones del mundo, pero presenta una carga especial por su ambientación en Hungría, donde la mayoría social conservadora crea un ambiente tenso para las personas homosexuales y trans. Esta lucha recibió un duro golpe en los primeros meses de la pandemia, con la firma de un decreto de emergencia gracias al cual se aprobó un nuevo proyecto de ley que limita la capacidad de las personas para autodefinir su género. Aunque la primera escena muestra a Tobi haciendo exactamente esto, lo cierto es que el procedimiento ya no sería posible en la actualidad, aunque la película no da ninguna indicación al respecto, o no está interesada en este contexto.

Esto ejemplifica un pequeño defecto de esta película observacional, aunque apoyada en numerosos diálogos: a pesar de ser una obra conmovedora, que articula muy bien los dilemas existenciales de los personajes, la presencia de la autora es casi invisible, lo que acaba aportando a la película un aspecto bastante estéril y televisivo. Nos quedamos preguntándonos cuál es el interés personal de Bakony en esta historia, y si una perspectiva más individual podría haber eclipsado aún más las sutilezas de la obra. Pero estas preguntas son consecuencias naturales de una película que nos obliga a considerar lo que está en juego al configurar una nueva identidad, tanto a nivel individual como dentro del contexto histórico más amplio de la lucha queer.

Colors of Tobi es una producción de Gábor Osváth para la húngara Filmfabriq, junto a Ildikó Szűcs. El proyecto fue financiado por el Instituto Nacional de Cine de Hungría y el Sundance Institute Documentary Film Program. NFI World Sales se encarga de las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés)

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