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VISIONS DU RÉEL 2021 Competición nacional

Crítica: Nostromo

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- En su nueva y potente película, Fisnik Maxville retrata la vida diaria de un Robinson Crusoe moderno enfrentado a las leyes de la naturaleza, que no siempre son fáciles

Crítica: Nostromo

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, premiada este año como Mejor Película en la Competición Nacional del Festival Visions du Réel, se presenta como una obra inflexible y misteriosa desde sus primeros fotogramas. De hecho, la mirada artística de Fisnik Maxville no cede al compromiso (afortunadamente). Un año después de dirigir Fin de Partie, que se estrenó en el canal de televisión suizo RTS en junio del año pasado, donde narra los altibajos del entrenador de fútbol Bernard Challandes cuando asume el desafío de entrenar a Kosovo (la selección de fútbol más joven de Europa), Maxville decide embarcarse en una observación en profundidad de otro personaje que va contra corriente, y que no teme ponerse a prueba. El resultado es Nostromo, un documental intenso y estéticamente poético que explora la realidad desde un punto de vista diferente, inesperado y desestabilizador.

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Después de abandonar Francia con el objetivo de llevar una vida en armonía con la naturaleza, Oliver se instaló hace veinte años en una pequeña isla remota perteneciente a los nativos americanos, que se encuentra a 200 kilómetros de Yellowknife, la única ciudad habitada de los Territorios del Noroeste en Canadá. Al estilo de un aventurero del pasado, Oliver lleva una existencia frugal en contacto directo con la naturaleza, marcada por la pesca y el secado de sus capturas, un ejercicio ritual que le permite reconectarse con el planeta Tierra. En ese sentido, la zona donde seca los peces actúa como un lugar de culto, donde Oliver puede sumirse en ritos ancestrales. La escena en la que parece bailar en estado de trance, observado simbólicamente por un público compuesto por peces que cuelgan boca abajo esperando la metamorfosis, resulta especialmente poderosa y emocionalmente intensa. La armonía que reina entre las imágenes y los sonidos, entre la humanidad y la naturaleza, recuerda a veces al mundo poético y ritual de Maya Deren. La cámara de Fisnik Maxville sigue la vida diaria de Oliver sin cambiar ni influir en su progreso, actuando como una especie de compañero que observa sin emitir juicios. A través del enfoque singular de Fisnik, las tareas cotidianas (momentos extraños y casi confesionales donde lo vemos cortando leña, limpiando su cabaña o cepillándose los dientes con agua de un cuenco) y la poderosa belleza de la naturaleza, que se manifiesta de forma inesperada a través de la magnífica Aurora Boreal, se transforman en momentos suspendidos en el tiempo, donde la racionalidad y el misterio se entrelazan de forma amistosa.

Aunque Oliver parece vivir de forma completamente autónoma, la isla también está habitada durante el rodaje por tres indios americanos, que han viajado a la zona para cazar alces. Uno de ellos está desfigurado a causa de un incidente con un arma de fuego, y lleva un pasamontañas para ocultar sus heridas. Su presencia perturba a Oliver, que durante un tiempo parece perder el control. A pesar de que, en ocasiones, desea tener vecinos con los que poder hablar, este moderno Robinson Crusoe parece estar demasiado acostumbrado a la soledad para lidiar con el tipo de humanidad que decidió dejar atrás. Gracias a un enfoque de edición alternativo, que genera niveles de suspense dignos de un thriller, Nostromo nos ayuda a reflexionar sobre el concepto de colonización y apropiación cultural. El encuentro entre Oliver (el europeo) y los tres indios americanos (los indígenas) reabre viejas heridas, junto a un escepticismo histórico del que resulta imposible escapar. Al verse superado en número, el europeo se encuentra en una posición incómoda, lo que despierta miedos ancestrales de los que nunca había sido consciente.

Nostromo es una producción de la compañía de Ginebra Close Up, que también se encarga de los derechos internacionales.

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(Traducción del italiano)

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