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PELÍCULAS / CRÍTICAS Italia / Francia

Crítica: Il cattivo poeta

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- Gianluca Jodice ofrece un primer largometraje sin nada muy llamativo en el que cuenta a través de los ojos de un joven fascista el duelo a distancia entre Gabriele D’Annunzio y Mussolini

Crítica: Il cattivo poeta
Sergio Castellitto y Francesco Patané en Il cattivo poeta

La relación entre el gran poeta Gabriele D’Annunzio y el fascismo se ha tratado en varios estudios históricos y también es explorada en detalle en un reciente libro de Raffaella Canovi (Bibliotheka Edizioni), donde el egocéntrico, individualista y libertario “Vate” es descrito como un hombre que trascendió las nociones de izquierda y derecha, y que no pudo suscribirse a un Estado caracterizado por marcos rígidos y normas bastante restrictivas. Lo único que tenía en común con Benito Mussolini era el nacionalismo fanático.

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D’Annunzio, un hombre que vivió entre dos siglos, experto en supermanismo, esteta renacentista, investigador y entusiasta de las innovaciones técnicas no era sólo un protagonista de la escena literaria, ya que también desempeñó un papel importante en los hábitos y políticas europeos desde finales del siglo XIX hasta antes del advenimiento del fascismo. El régimen lo explotó en su propaganda como símbolo de un pasado glorioso, pero también consideró que su encanto y su carisma eran características peligrosas que podían ofender al “Duce”. Mussolini estaba obsesionado con el poeta e insistía en que fuese monitoreado, censurado y neutralizado.

Con una larga experiencia en cortometrajes, documentales y series de TV, Gianluca Jodice usa su primer largometraje, Il cattivo poeta, para analizar su histórico duelo a distancia a través de los ojos de un hombre joven, Giovanni Comini, un ferviente oficial del partido fascista de Brescia que es ascendido a secretario general en 1936, convirtiéndose en el federal más joven de Italia. En ese momento, el Imperio Italiano está en su máxima expansión y Alemania e Italia firman un pacto de alianza militar. Adolf Hitler, descrito por D’Annunzio como un “ridículo Nibelungo que se hace pasar por Charlot”, iniciará la Segunda Guerra Mundial en 1939 e Italia se pondrá de su parte. 

D’Annunzio —interpretado por Sergio Castellitto, muy parecido al poeta en cuerpo y mente— está viejo, cansado y enfermo. Se ha retirado en la jaula dorada de la Vittoriale a orillas del lago Garda, una finca financiada por el gobierno a un alto coste. El “Comandante” está rodeado del fiel arquitecto Giancarlo Maroni (Tommaso Ragno) y de cuatro figuras femeninas: su musa y anterior amante, Luisa Baccara (Elena Bucci); su antigua ama de llaves y amante, la francesa Amélie Mazoyer (Clotilde Courau); su ambigua asistente alemana, Emy (Janina Rudenska); y, por último, pero no menos importante, la enfermera Lina (Lidiya Liberman). El comisario Rizzo (Massimiliano Rossi), que espía al poeta en nombre del régimen, es también un visitante habitual de la finca, hasta el punto de convertirse en un huésped permanente. Pero es el joven Comini (Francesco Patanè), reclutado por el secretario del Partido Nacional Fascista Achille Starace (Fausto Russo Alesi), quien debe ganarse la confianza de D’Annunzio y recopilar información.  

Comini, testigo de la brutal represión contra los disidentes —actos que él mismo ordena—, cae pronto bajo el encanto y la influencia del poeta. D’Annunzio satisface la necesidad de un padre simbólico, en contraste con el padre primitivo que devora sin compasión a sus propios hijos, representado por Mussolini. Cuando una mujer joven relacionada con Comini cae víctima de la violencia fascista, este último rompe definitivamente con la ideología fascista (Comini es expulsado del partido tras la muerte del poeta). Pero el joven coprotagonista de la película nunca parece tener suficiente de una figura simbólica de crecimiento y auténtica rebelión. El meticuloso trabajo psicológico llevado a cabo por el director es evidente, y la fotografía, cortesía de Daniele Ciprì, es excelente; pero D’Annunzio es captado en sus últimos años y las acciones que lo convirtieron en un icono inmortal aparecen citadas en lugar de retratadas, como el vuelo sobre Viena o la experiencia más “cinematográfica” del poeta, la conquista de la ciudad de Fiume, que D’Annunzio transformó en un referente del movimiento de vanguardia europeo; una especie de precursor de 1968 donde coexistieron la monarquía y la anarquía, donde la moral era flexible, los derechos de las mujeres fueron reconocidos y la homosexualidad no era un crimen.

Il cattivo poeta es una coproducción entre Italia y Francia a través de las compañías Ascent Film y bathysphere junto con RAI Cinema. La película se estrena en los cines italianos hoy, 20 de mayo, vía 01 Distribution, y RAI Com gestiona las ventas internacionales.

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(Traducción del italiano)

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