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SHEFFIELD DOC FEST 2021

Crítica: Mes chers espions

por 

- Los hermanos franco-rusos Vladimir y Pierre Léon diseccionan el pasado de su familia para sacar a la superficie un potencial enlace con el espionaje de la Guerra Fría

Crítica: Mes chers espions

Como ya hemos mencionado en críticas anteriores, parece que la tendencia de los directores de documentales a hacer películas sobre sus abuelas continúa vigente, aunque en esta ocasión nos encontramos con un ejemplo especialmente bueno. En Mes chers espions [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, de Vladimir Léon, el director cuestiona los orígenes y lealtades de sus abuelos, expatriados soviéticos que se encontraban en París durante la Resistencia francesa. ¿Todavía trabajaban para la URSS en ese momento? Y en un entorno así, ¿cómo se puede definir a un espía? Ojalá todas nuestras relaciones con nuestros abuelos fueran igual de interesantes. La película se estrenó el año pasado en Cinema du Réel, y acaba de proyectarse en la edición híbrida del Sheffield Doc/Fest, celebrada en junio.

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Comenzamos con un tranquilo plano de seguimiento del director mientras transporta una pequeña maleta marrón en el abarrotado metro de París. De fondo, suena una música de cuerda elegante y siniestra, mientras que la atmósfera nos recuerda al inicio de The French Connection, o a los viajes solitarios de Bruno Ganz en El amigo americano, de Wim Wenders. Esta escena muestra al director llevando el baúl de recuerdos de su abuela Lilly Kotchetkov a su hermano mayor, Pierre (también cineasta, y un hombre honesto). Este recuerdo está presente a lo largo de toda la película, como una especie de “maleta de Schrödinger": puede que las cartas y fotografías, plagadas de referencias crípticas, confirmen la creciente sospecha de sus nietos, o tal vez revelarán que se trata de una tentadora caja misteriosa que en realidad no contiene nada.

Como ocurre siempre con las películas de misterio (incluso con los documentales de misterio como este, que busca explorar pruebas contundentes), el viaje termina siendo mucho más satisfactorio y revelador que el resultado. El cineasta tiene origen ruso por parte de su madre Svetlana, y sus abuelos maternos, Constantin Kotchetkov y Lilly Kotchetkov, se convierten en personajes de carne y hueso en esta película, a pesar de no aparecer nunca en pantalla. Sus propios padres huyeron de la Revolución Bolchevique, pero la familia se instaló rápidamente en la comunidad rusa de París durante la ocupación y los años posteriores. La correspondencia que descubre el director ofrece una serie de pistas nuevas. ¿Fue Constantin reclutado para unirse a las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil Española? ¿Y qué hay de la estrecha relación de Lilly con un agente doble alemán que operaba en el París de Vichy? Todo esto llega a un punto crítico cuando la familia, incluidas su madre y su tía Nina, fueron deportadas de vuelta a Rusia en 1948.

Mediante una transición ordenada, Mes chers espions se convierte en una película de viajes filmada con maestría, en la que acompañamos a los León a través de las calles de Kírov y Moscú, siguiendo los pasos de sus antepasados. Las conversaciones con amigos y conocidos de su familia completan los detalles, mientras que sus solicitudes para obtener información de los archivos de la inteligencia francesa y rusa son misteriosamente rechazadas. ¿Qué tienen que ocultar? Es interesante compararlo con otras operaciones de espionaje históricas en los Estados Unidos y Reino Unido, donde los documentos desclasificados finalmente se están haciendo públicos.

Aunque la verdadera catarsis de su búsqueda resulta frustrada, el trabajo de Léon en Mes chers espions se convierte en una historia profunda sobre la complejidad de los lazos familiares, atrapados entre dos polos geográficos (algo con lo que muchos de nosotros podemos sentirnos identificados, aunque nuestros antepasados nunca formaran parte de la KGB o el MI6). Mientras la máxima de Tolstói sobre las familias infelices parece ser cada vez más un cliché, aquí nos encontramos con una película en la que cada detalle nos hace buscar los paralelismos con nuestras propias historias familiares.

Mes chers espions es una producción de Vladimir Léon para Les Films de la Liberté y Jean-Marie Gigon para SaNoSi Productions, que también se encarga de las ventas.

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(Traducción del inglés)

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