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CANNES 2021 Competición

Crítica: Annette

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- CANNES 2021: La extraña creación de Leos Carax, mitad producción de altos vuelos y mitad rareza de culto, es una inauguración de Cannes que quedará en la memoria

Crítica: Annette

Fácilmente una de las películas más extrañas en inaugurar Cannes o, ¡qué caray!, en toda la historia incluso a falta de Gracia de Mónaco o de zombis obsesionados con el café, Annette [+lee también:
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de Leos Carax es un musical excesivamente largo en el que Adam Driver se atiborra a plátanos, pero también es una declaración de intenciones de que, por un lado, “No estará permitido respirar” y, por el otro, si alguien necesitara abuchear o echar una ventosidad, es mejor que lo haga en su cabeza. Y probablemente tenga razón.

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Orquestada por el dúo Sparks, que recientemente, y no sin retraso, ha recibido todo el cariño que le correspondía gracias al documental de The Sparks Brothers [+lee también:
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, de Edgar Wright, la película sigue los pasos de la cantante de ópera Ann, interpretada por Marion Cotillard, que se gana la vida de manera febril. Henry McHenry (Driver), su amado, es humorista y se pasea vestido de boxeador; no resulta especialmente divertido y está continuamente atormentado. Tiene una moto, así que sabemos que es un chico malo. Se enamoran perdidamente para regocijo de los programas de entretenimiento y de los telediarios, y tienen un bebé, Annette. Sin embargo es un cuento oscuro y perverso, y el amor que se profesan pronto empieza a marchitarse, al contrario que la marca en el rostro de Henry, que va creciendo conforme inicia su descenso hacia el lado oscuro.

Todo es un poco chapucero y sonrojante, ya que tan solo presenciamos un par de momentos de verdadera intimidad entre ellos, en el bosque y haciéndose cosquillas, y la química brilla por su ausencia. Cuando canta Driver nos viene a la cabeza el pobre Pierce Brosnan en Grecia, y el bebé, Annette, es en realidad un muñeco de madera, aunque eso no parece importarle a nadie. Pero en cuanto aparece Sparks rodeado de todo el reparto cantando “So May We Start” y recorre las calles al compás, Annette se convierte en un experimento memorable, si bien no se puede decir que todo tenga sentido.

Henry lleva la voz cantante en el metraje, aunque su papel depende de Driver para aportar la perturbadora calidad por la que es conocido. Se mete tanto (o tantísimo) en el papel que regala algunas melodías tarareables, incluso en mitad de un cunnilingus, y cuando se dispone a sacar dinero a través de su talentoso bebé de madera, sorprende que no se oiga de fondo un “#FreeBritney” en algún momento. Al final no deja de ser la manida historia de un hombre que lidia con el éxito de su pareja y especialmente consigo mismo. Hasta aquí es muy Ha nacido una estrella solo que con fantasmas. Sinceramente, podrían haberla considerado una Proyección de medianoche, partiendo de que a ojos de los espectadores, en cuanto aparece un títere aumenta la probabilidad de que la cosa se tuerza. Ahora bien, esta película tiene algo placentero y se mece entre la risa, lo naturalmente conmovedor y lo descabellado. Pero muy muy descabellado.

Annette es una coproducción entre Francia, Alemania, Bélgica, Suiza, Mëxico y Japón, producida por CG Cinéma International, Tribus P Films y Adam Driver, en colaboración con Amazon Studios, ARTE y Canal+. De su distribución en Francia se encarga UGC, y en EE.UU, Amazon. Las ventas internacionales las gestiona Kinology.

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(Traducción del inglés por Marcos Randulfe)

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