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PULA 2021

Crítica: Once We Were Good for You

por 

- Branko Schmidt disecciona la sociedad croata una vez más, esta vez a través de los ojos de los desilusionados veteranos de guerra traicionados por su país

Crítica: Once We Were Good for You

Desde su película pionera Metastases, Branko Schmidt se ha posicionado como un crítico elocuente de la situación de la sociedad croata, que parece estar en un estado de crisis y transición permanente. En su película más reciente, Once We Were Good for You, que acaba de estrenarse en el Festival de Pula, Schmidt ha vuelto a unir fuerzas con su actor estrella de Metastases y Vegetarian Cannibal [+lee también:
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, René Bitorajac, para retratar un estado casi fallido a través de una obra que se centra en el enfrentamiento entre los veteranos de la Guerra de Independencia de Croacia y su gobierno a causa de los planes de este último para transformar un antiguo molino de vapor de Zagreb en algo diferente a un museo de la guerra, que era lo que en un principio se había planeado.

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La disputa entre los veteranos y el gobierno es tanto de índole económica como jurídica, ya que, por un lado, los veteranos quieren conservar el edificio casi en ruinas donde recibían entrenamiento militar durante la guerra a principios de los años 90 y, por otro lado, el gobierno tiene planeado transformar ese edificio en un centro comercial. Sin embargo, para la mayoría de veteranos, la verdadera causa de la rebelión reside en la sensación de que el gobierno no muestra el respeto que merecen por unos esfuerzos bélicos por los que pagaron muy caro, tanto física como psicológicamente. El hombre al mando de la rebelión y de las consiguientes negociaciones es Crni (Negro, en español), que, interpretado por Slaven Knezović, viste con un uniforme negro, acorde con su personalidad. Como los miembros del equipo que ha conseguido reunir encajan en el perfil de perdedores de usar y tirar, Crni trata de reclutar al prácticamente legendario héroe de guerra Dinko Ćosić (Bitorajac) para que se convierta en el rostro de la rebelión y el gobierno muestre algo de respeto.

Si bien al principio Dinko se muestra reacio a involucrarse en el equipo, acaba quedándose por los amigos que tiene ahí, y por uno de los muchachos del barrio al que contratan los veteranos para hacer grafitis en la fachada del edificio, que le recuerda a su hijo con el que no se habla. Poco a poco, Dinko va involucrándose cada vez más en la lucha, asumiendo eficazmente el mando en cuanto a las “tácticas de guerra”, al mismo tiempo que Crni trata de negociar con los representantes del gobierno y los cuerpos policiales. No obstante, Dinko, un hombre que ya ha sufrido mucho, teme dos cosas: que las intenciones de sus compañeros no sean sinceras y en realidad toda la protesta tenga por objeto llegar a otro acuerdo turbulento, y la posibilidad de que las fuerzas de la derecha se apunten el tanto de la rebelión y la utilicen para sus propios fines.

Con la colaboración de Sandra Antolić y Ognjen Sviličić en el guion (basado en la idea de Josip Mlakić), Schmidt consigue hacer un retrato complejo y exhaustivamente contextualizado, pero reconocible universalmente, en un formato muy compacto de solo 72 minutos. Para que el formato fuera tan compacto, el director ha sacrificado en el proceso algunos aspectos, como la profundización de las relaciones entre los personajes (no solo los dos principales, el resto se muestran como una especie de personaje colectivo) o incluso una caracterización más profunda del protagonista. El enfoque abiertamente político irrumpe también de forma repentina, y la película podría sacar partido de más acción y efectos especiales, pero el escaso presupuesto y las circunstancias del rodaje, que se llevó a cabo durante el pico de la pandemia, no lo permitieron. Por otra parte, las interpretaciones casi improvisadas (que en realidad son el método de trabajo preferido de Schmidt), las escenas maravillosamente coreografiadas en tomas largas y continuas rodadas por el primerizo Dario Hacek mediante una cámara en mano y el ambiente de tensión que nos brinda la banda sonora de Damir Avdić gracias a una de sus canciones que se convierte en la representación verbal del dilema del protagonista, hacen de Once We Were Good for You una experiencia cinematográfica intensa que engancha e invita a la reflexión.

Once We Were Good for You ha sido producida por la empresa croata Telefilm, en coproducción con Oktavijan – filmska udruga de Bosnia y Herzegovina. La distribución regional corre a cargo de Blitz.

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(Traducción del inglés por Jaume Joan Buforn Baldó)

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