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SARAJEVO 2021 Competición

Crítica: Things Worth Weeping For

por 

- La excéntrica comedia dramática retrata una crisis de la veintena en clave femenina, en la que convertirse en adulto de una manera predecible se antoja como algo muy aburrido

Crítica: Things Worth Weeping For

La crisis de los cuarenta en los hombres, junto a un deseo incontrolable de abandonar todas sus responsabilidades, se ha incluido en cientos de películas. Desde la película de culto Maridos, de John Cassavetes, hasta la reciente ganadora de un Óscar, Otra ronda [+lee también:
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, de Thomas Vinterberg, y muchas otras entre medias, el conocido fenómeno de esta rebelión tardía y desesperada ahora es la norma en el cine. Pero, pocas veces se han mostrado las chicas que se encuentran en el umbral entre la juventud y la madurez, las mujeres que no tienen ganas de meterse de cabeza en la trinidad burguesa de profesión, matrimonio y niños; la última película de Joachim Trier, La peor persona del mundo [+lee también:
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, probablemente, sea la referencia más cercana.

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El primer largometraje, Things Worth Weeping For [+lee también:
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, de la directora húngaro-rumana Cristina Grosan acaba de estrenarse en la competición del Festival de Cine de Sarajevo. En ella observa de forma íntima pero delicada las dudas existenciales de Maja, de 30 años, una soñadora con la cabeza en las nubes y falta de atención que necesita tomarse un descanso ante de centrarse en los objetivos de su vida en un futuro. Sobre todo, cuando el futuro que le espera es una hipoteca por un piso con vistas a una pared, que tendría que pagar hasta la jubilación, y un novio que está predispuesto a convertirse en un buen marido y padre, pero que posee una más bien imaginación limitada en cuanto a otros aspectos. El subconsciente de Maja protesta en contra de este plan creado por la sociedad, por lo que le hace que olvide su carné de identidad a la hora de firmar la hipoteca y, por tanto, que sabotea su “futuro brillante”, o por lo menos durante un tiempo. Sin embargo, lo que realmente la envía a otro planeta totalmente diferente es la inesperada muerte de un familiar solitario, con cuyo cadáver, con la cabeza colgando sobre la mesa de la cocina, pasa un tiempo elusivo y en silencio, embarcándose en una aventura para introvertidos a través de sus emociones controvertidas. Estas horas, aterradoras al igual que relajantes, le ofrecen la oportunidad de reflexionar sobre el limbo entre la juventud y la adultez y ahogarse en la indecisión, alimentadas al coquetear con un cerrajero y la compañía de su amiga inmadura cuya vida parece ser un caos, y, además, por el recordatorio repentino de que la vida se puede acabar en cualquier momento y la mejor manera de vivirla es escuchando a tu intuición.

La talentosa Nóra Rainer-Micsinyei (Garbage Theory, Treasure City [+lee también:
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) interpreta a Maja con auténtico brío, probablemente porque ser una de las coautoras del guion le ayuda a identificarse con la heroína. La directora es una artista visual con afinidad a la fotografía analógica, y junto con la mirada sensible de Márk Gvöri, esto ha tenido un gran impacto en las tomas: el uso especial de la luz en interiores y la paleta de colores con marrones otoñales nos recuerdan a fotografías antiguas que implican una melancolía dulce y nostálgica sobre la efímera juventud. Sin embargo, el encanto irresistible de Things Worth Weeping For se debe a la puesta en escena, enriquecida con los objetos y disfraces vintage, que crean un ambiente atmosférico, e invita a los espectadores a meterse de lleno en ella.

A pesar de que se desarrolla mayormente en interiores, la película comienza con una escena en el exterior en la que Maja trepa un árbol y cierra con una toma a vista aérea en la que se la ve revolcándose en una pradera, encerrada en una bola transparente. Puede ver el mundo desde dentro de la bola que la protege. Rodeada del material blando, se da contra la realidad del exterior mientras salta de aquí para allá y continúa experimentando el mundo desde su interior. Ambas escenas tienen su encanto por la poética contemplativa y su contribución emocional, encarnaciones visuales de esos últimos momentos de la libertad robada.

La compañía húngara Laokoon Film ha producido la película.

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(Traducción del inglés por Helena Martínez)

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