04/09/2021 - VENECIA 2021: La versión de Denis Villeneuve de la novela de 1965 es solemne, seria y no muy divertida

Rebecca Ferguson, Zendaya, Javier Bardem y Timothée Chalamet en Dune

Probablemente la culpa sea de David Lynch. Su peculiar versión de Dune todavía se recuerda como un fracaso del tamaño del barón Harkonnen, por lo que la única opción que le quedaba a Denis Villeneuve para dirigir una nueva versión de la novela de Frank Herbert era privarla de cualquier tipo de alegría. Esta nueva Dune [+lee también:
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ficha de la película], proyectada fuera de competición en el Festival de Venecia, es tan seria que a veces casi resulta divertida: cada frase está llena de significado, cada ceño fruncido en la frente de Timothée Chalamet augura dramas futuros, y la banda sonora nunca se detiene, señalando en cada momento que estamos ante una película muy respetable.

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Villeneuve, que se pronunció abiertamente en contra de Warner Bros por su decisión de estrenar Dune en HBO Max durante su estreno en cines, parece haber olvidado un detalle crucial: el tamaño no es siempre lo más importante. Su película se recrea en su ambición, amplios espacios desérticos, naves espaciales ridículamente grandes y gusanos de arena que podrían devorar fácilmente toda una ciudad de Kevin Bacons, pero escatima en la historia. Todo parece muy simplificado, a pesar de que Herbert deleitaba a sus fans con su atención al detalle: la Casa Atreides (dirigida por el Duque Leto de Oscar Isaac) recibe el planeta Arrakis, la Casa Harkonnen se enfada y a los nativos Fremen, con sus característicos ojos azules, nunca se les permite expresar su opinión. Aparte de algunas menciones a la "especia" y la orden de las Bene Gesserit, esta podría ser cualquier otra ópera espacial. Observar a personas que permanecen bastante opacas durante todo el viaje, corriendo por la arena durante dos horas y media que se hacen muy lentas, no constituye un gran evento cinematográfico.

Por supuesto, la obra luce muy bien (con tal cantidad de dinero y talento involucrados, no podía ser de otra forma), pero también resulta muy familiar, como una especie de Paul Atreides: más allá de la cúpula del trueno. Chalamet tiene el tipo de carisma que adoran en el cine, y encaja perfectamente en el papel de un chico que todavía no se ha convertido en un hombre, pero que ya es un mesías. También es el único con un papel decente, mientras el resto del costoso elenco se esfuerza por encontrar su lugar (mención aparte al pobre Jason Momoa, que cuando está confundido simplemente opta por abrazar a la gente). Zendaya se ve reducida a una fantasía bañada por la luz del sol, y Dave Bautista debe pensar que todavía está rodando Guardianes de la Galaxia con Ronan el Acusador, ya que con estos villanos los interiores son siempre los mismos. Resulta especialmente revelador comprobar que, cuando llegamos al final, sabemos más sobre sus trajes, fundamentales para sobrevivir a las condiciones infernales de Arrakis, que sobre cualquiera de ellos. Ocurría lo mismo con la anterior misión suicida de Villeneuve, Blade Runner 2049 [+lee también:
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ficha de la película]. Siempre que se dispone a ofrecer un gran espectáculo, una parte del componente humano desaparece.

“Esto es solo el comienzo”, pero, ¿de qué exactamente? Dado que esta es literalmente una historia sobre un “salvador blanco”, deben haber reservado cualquier reflexión interesante sobre la raza y la explotación para más adelante. Hay ejemplos perfectos de obras que logran establecer todo un universo complejo, plantear el escenario para posibles secuelas y ofrecer una película independiente que resulta totalmente satisfactoria, ofreciéndonos a todos una nueva esperanza. Dune no es uno de esos ejemplos.

Dune es una coproducción entre Estados Unidos, Hungría, Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Noruega y Canadá, producida por Legendary Entertainment, Villeneuve Films y Warner Bros.

(Traducción del inglés)