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SAN SEBASTIÁN 2021 Competición

Crítica: Un escándalo de estado

por 

- En su apasionante estilo anti-espectacular, Thierry de Peretti se sumerge en las zonas grises de la lucha antidroga, siguiendo a un inflitrado y a un periodista de investigación

Crítica: Un escándalo de estado
Roschdy Zem en Un escándalo de estado

“He visto hasta qué punto compromete y traiciona a las personas que trabajan para él. ¡Ha engañado a todos! Ha convertido la Oficina en el mayor traficante de drogas del país”. Estamos en 2015, en un bar parisino donde se encuentran por primera vez un infiltrado francés afincado en Marbella (“no soy ni poli, ni ladrón”) y un periodista del diario Libération. La Oficina Central para la Represión del Tráfico Ilegal de Estupefacientes (OCRTIS) es señalada después de la entrada en la Aduana de 7 toneladas de resina de cannabis encontradas en una camioneta aparcada en una calle de la capital. La fiscal descubre que el objeto del delito debía ser vigilado por la Oficina y que el importante traficante destinatario de la mercancía es un informador del director de la Oficina, quien pretende insertar este dejar hacer en una estrategia mucho más grande para hacer caer las redes de narcotráfico. Pero, según su propio infiltrado en Andalucía, eso es mentira. ¿Quién miente? ¿Quién es intocable? ¿Cuáles son los peligros de las revelaciones? ¿Hasta qué punto la política cierra los ojos a cambio de unos resultados? En su nueva película, Un escándalo de estado [+lee también:
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, estrenada en competición en el 69º Festival de San Sebastián, el director Thierry de Peretti se sumerge en aguas muy turbulentas.  

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(aclamada en la Semana de la Crítica 2017), el cineasta sigue su apasionante reconstrucción de una realidad compleja a través de un estilo de ficción cinematográfica inmersiva y muy documentada. Al igual que Stéphane (Pio Marmaï), el periodista investigador de la película, el espectador debe captar, descifrar y evaluar información fragmentada, distinguir entre lo verdadero y lo falso, intentar reconstruir una tela de araña frecuentada por profesionales de las penumbras y juegos peligrosos de doble cara, como el del infiltrado Hubert Antoine (Roschdy Zem) y el jefe de la Oficina, Jacques Billiard (Vincent Lindon). Este laberinto, que también implica a los controvertidos comandos clandestinos españoles GAL y a las redes de la Francáfrica, revela una porosidad sistémica con la delincuencia que plantea una pregunta sobre el Estado de derecho. “¿Complicidad? ¿Complacencia? ¿Incompetencia?” Las ramificaciones son examinadas a medida que se desarrollan las relaciones, casi una amistad en el caso de Stéphane y Hubert. Pero no es fácil atacar directamente a la fachada irreprochable del Estado…

Primicias y pistas, ambigüedad permanente de las fuentes, atmósfera amenazante, reuniones de redacción donde se mide cuidadosamente los puntos a favor y en contra, sin miedo a atacar cuando es necesario: Thierry de Peretti (que ha hecho una adaptación libre, junto a Jeanne Aptekman, del libro L’infiltré, de Hubert Avoine y Emmanuel Fansten) analiza con pequeños toques precisos o sugestivos un tema muy amplio y a todo un sistema. La película, muy bien interpretada (mención especial para los papeles secundarios de Julie Moulier y Alexis Manenti) e intensificada por su formato cuadrado de 1,33 y la áspera fotografía de Claire Mathon, desconcertará quizás a los fanáticos de las historias simples y de las tramas dinámicas al estilo The French Connection. Contra el imperio de la droga, pero gustará a los amantes de los rompecabezas narco-policiales y de las granadas político-periodísticas.

Un escándalo de estado ha sido producida por Les Films Velvet y coproducida por Arte France Cinéma, Les Productions du Ch’timi, Rectangle Productions y Srab Films. Wild Bunch International gestiona las ventas.

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(Traducción del francés)

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