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VIENNALE 2021

Crítica: Beatrix

por 

- El extremadamente singular primer largometraje de Milena Czernovsky y Lilith Kraxner borra aún más la frontera entre documental y ficción

Crítica: Beatrix
Eva Sommer en Beatrix

Durante los últimos años, la frontera entre documental y ficción se ha estado difuminando cada vez más, y el primer largometraje de Milena Czernovsky y Lilith Kraxner, Beatrix, sin duda es un paso adelante en esta dirección. Tras su estreno mundial en la edición de este año del FIDMarseille, que tuvo lugar en julio, acaba de estrenarse a escala nacional en el Viennale.

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Vamos conociendo a nuestra protagonista, interpretada por la debutante Eva Sommer, mientras pasa mucho tiempo en casa y en sus alrededores. Sin contexto, pero con algo asegurado: la casa no es (o, al menos, no era) suya, ya que el mobiliario que queda y el estilo de decoración que hay sugiere que el anterior inquilino era mucho mayor. Beatrix se acostumbra al lugar, aprende qué va en cada sitio, da de comer al gato callejero que se acerca de vez en cuando y se tumba en una gigantesca bola de plástico en el jardín. De vez en cuando hace llamadas telefónicas, invita a amigos a cenar e incluso su amante (o algo así) a veces se pasa por allí. En un momento dado, cambia su imagen y decide alquilar la habitación de invitados.

Si la esencia de la trama de la película Beatrix se pudiera resumir en una palabra, ésta sería “naturalidad”. Todo lo que hace la protagonista son cosas completamente normales, incluso mundanas, pero, por otro lado, es evidente que algo importante va a ocurrir en su vida. Sea lo que sea (nunca nos explican de qué se trata), es doloroso y probablemente una transición para ella, pero sigue estando en el centro y experimentándolo por completo. No cabe duda de que tiene que enfrentarse a algo, o al menos descubrirlo, y ni siquiera está claro si se da cuenta de lo que es. En ese sentido, Beatrix no es muy diferente a cualquiera de nosotros en ciertos momentos de nuestras vidas que consideramos cruciales.

Hay una tendencia en ciertos tipos de películas de ficción que se centra en el tema de la “veracidad”, y Beatrix es una de ellas. Podría establecerse cierto paralelismo con el movimiento mumblecore, salvo por una diferencia clave: la protagonista pasa la mayor parte del tiempo de pantalla sola, por eso no habla y ni siquiera “murmura” mucho. El hecho de contar con una actriz no profesional (Sommer viene del mundo de las artes escénicas) en el papel protagonista refuerza la sensación de autenticidad y su interpretación es audaz: está a punto de darlo todo, cosa que se ajusta bastante bien a la película.

Desde el punto de vista técnico, Beatrix se presenta como una película pensada y muy cuidada. La dirección de fotografía analógica en 16 mm de Antonia de la Luz Kašik aporta a la película calidez y naturalidad; las tomas largas y estáticas desde diferentes distancias representan una forma de idealizar lo que podía ser idílico o estresante; mientras que las pantallas en negro que Czernovsky y Kraxner insertaron en el proceso de montaje (del que se ocuparon ellas mismas) sirven como separadores de las partes de la historia grabada y de aquellas etapas que está viviendo la protagonista. Para bien o para mal, Beatrix es un debut cinematográfico muy particular de estas artistas, que sin duda tienen lo que podríamos llamar una "voz".

Beatrix ha sido producida por las propias Milena Czernovsky y Lilith Kraxner, con la ayuda de la gerente de producción Lara Bellon. La empresa austriaca sixpackfilm se encarga tanto de la distribución nacional como de las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés por Claudia López Coloma)

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