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BLACK NIGHTS 2021 Rebels with a Cause

Crítica: Le Divorce de mes marrants

por 

- El documental de Romy Trajman y Anaïs Straumann-Levy es una ópera prima íntima y sorprendente, una exploración familiar en la frontera de lo no dicho y más allá de los géneros

Crítica: Le Divorce de mes marrants
Romy Trajman en Le Divorce de mes marrants

Le Divorce de mes marrants [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, el primer largometraje documental de Romy Trajman, se ha estrenado en la sección Rebels with a Cause del Festival Black Nights de Tallín. La película, coescrita por Anaïs Straumann-Levy, es una ópera prima íntima y sorprendente, un cuaderno de bitácora grabado de una investigación familiar en las fronteras de lo no dicho, y más allá del género. ¿Por qué los padres no pudieron ser una familia, cuáles son sus fallos, de dónde vienen sus silencios? ¿Y cómo deconstruir para construirse mejor?

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Romy Trajman irrumpe con este primer largometraje atípico. La actriz, guionista, directora y cantante se dio a conocer a los 14 años con un vídeo que tuvo éxito en internet. Dirigió un primer cortometraje, y luego ingresó en una escuela de comedia musical, antes de integrar la Escuela de Cine de Luc Besson. Escribió y dirigió una serie web con su madre, antes de dirigir este primer largometraje cuya música también coescribió.

Le Divorce de mes marrants es su historia. Romy, de 21 años, vive una historia de amor filial fusional con su madre, con quien comparte todo o casi todo, empezando por su profesión y su pasión. Ambas crearon una productora con la que llevan a cabo varios proyectos musicales y audiovisuales, que en su mayoría tratan de su particularidad, la peculiaridad de las familias monoparentales. Su amor y su fidelidad son impecables. Hasta ahora…  

Pues Romy, en plena crisis existencial, se plantea preguntas. No ha visto a su padre ni a su familia paterna desde el divorcio, hace 15 años, y para su padre, ella sigue siendo Sarah, la niña que se deshizo de su nombre. Pero, ¿cómo construirse sin reconciliar estas dos identidades; sin comprender cómo y por qué sus padres ya no son familia? Pero, aunque conoce el punto de vista de su madre, le falta una parte de la historia: la de su padre.   

Romy decide encontrarse con él en Bruselas, acompañada de una amiga operadora de cámara, para investigar sobre la separación y romper el ciclo infernal del silencio, el dolor, el sufrimiento, la violencia y los traumas. Y para comprender que el divorcio de sus padres, principalmente ligado a la bipolaridad de su padre, se remonta al pasado, en una historia familiar marcada por la Shoah y la enfermedad mental. Para encontrar su propio camino, Romy usará su voz, y seguirá el curso de su historia a través de canciones. Y para escuchar mejor a sus padres, los convertirá en personajes de su investigación cinematográfica, ofreciéndoles una nueva profundidad, y sumergiéndose por completo en su complejidad.

Le Divorce de mes marrants rompe los códigos, toma prestado el camino de la investigación familiar documental para dinamitarla a golpe de vídeos musicales pop coloridos, adoptar la fantasía de sus padres, ajustarse a su gusto por la locura, y romper con la normalidad. La película está en consonancia con una época en que la palabra se libera, donde el silencio aparece como la última violencia, que silencia y ratifica los sufrimientos para impedir avanzar. Aquí, la película es un exorcismo que descubre la profundidad de una historia familiar atravesada por historias grandes y pequeñas, y escenifica su propia resolución, con la aceptación final de lo irreconciliable, con esta pareja que ya no puede amarse, y que elige celebrar, con alegría, esta separación finalmente contada.  

La película ha sido producida por Kwassa Films (Bélgica), Panach’ Company (Francia), Parallell Cinéma (Francia) y Sunset Junction (Estados Unidos).

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(Traducción del francés)

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