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BLACK NIGHTS 2021 Competición Peliculas bálticas

Crítica: u.Q.

por 

- En su nuevo documental, Ivar Murd echa una mirada hacia la viajera vida del músico estonio Uku Kuut y su relación con su madre y su pareja creativa Marju

Crítica: u.Q.

A no ser que seáis de Estonia u os mováis en círculos musicales muy específicos de Europa o América, seguramente el nombre de Uku Kuut no os diga nada, si bien es cierto que tanto su vida como su arte fueron un auténtico fenómeno. La historia de Uku y su madre, la diva del jazz Marju Kuut (también conocida como Maryn E. Coote) son contadas en el segundo largometraje documental de Ivar Murd, u.Q, el cual acaba de ser estrenado mundialmente en la competición de películas bálticas del festival Black Nights de Tallín.

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Tras un breve prólogo donde varias personas (principalmente músicos de Estonia y otros países) explican cómo conocieron a Uku, la narrativa da paso a su madre Marju y a sus comienzos como cantante en la banda de un hotel. Eran los 60 y, puesto que tan solo contaba con 17 años y era la única mujer de la formación, solía ser víctima de la violencia del resto de la banda. A raíz de la relación con el trompetista Ivar Krull nació Uku, el cual recibió su nombre a fuerza repetir un sonido similar. La aventurada vida del agradable muchacho y su madre los llevó a Sochi durante los 70 (lugar donde estrecharon lazos y se despertó el interés de Uku por la música), a Estocolmo a inicios de los 80 (donde Uku formó su primera banda de pop electrónico) y finalmente a Los Ángeles a finales de los 80, lugar donde el dúo creó y produjo pop-funk y jazz ligero.

Madre e hijo regresaron a Tallín a principios de los 90, justo antes del colapso final de la Unión Soviética, donde se sumaron a la nueva ola de cambios, aportando así sus experiencias del Oeste a la sociedad estonia. Uku, que jamás supo gestionar su patrimonio y se aventuró en varios negocios, se casó dos veces y contrajo ELA, el cual combatió volviendo a los escenarios. Aun con todo, acabó cediendo ante la enfermedad. La relación con su madre y mejor amiga, además de frecuente colaboradora artística, fue un pilar clave en su vida.

La relativamente breve, pero intensa vida de Uku, durante la cual tanto viajó y tantos cambios de sistema presenció, es abarcada por Ivan Murd en un enérgico y compacto documental de 83 minutos. El film podría haber resultado en un producto superficial, en un refrito del resto de documentales musicales que siempre tratan los mismos aspectos. Sin embargo, no es este el caso del documental que hoy nos ocupa, más allá de su estructura dividida en capítulos cortos. Murd es lo suficientemente astuto como para usar un enfoque que le impida caer en las típicas trampas: no hay entrevistas mirando directamente a la cámara, sino que los discursos y comentarios de los entrevistados, que suenan como si estuviesen al otro lado de un teléfono (aplausos para el diseñador de sonido) están representados por diversos materiales visuales provenientes de varias fuentes (material oficial y personal) en diferentes formatos de video (la mayoría súper-8, Beta y VHS, entre otros más modernos) editados por el propio director de manera muy ágil. Acompañada por la música de Kuut y su madre, u.Q funciona como una acertada presentación del trabajo de Uku, además de servir como un interesante repaso a su vida personal y como testimonio de algunos de los sucesos más interesantes de los últimos años.

u.Q es una producción estonia de la compañía Film Tower Kuubis.

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(Traducción del inglés por Juan Ramón Parra)

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