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PELÍCULAS / CRÍTICAS Francia

Crítica: En même temps

por 

- Benoît Delépine y Gustave Kervern firman una hilarante y cáustica parábola sobre la confusión y la hipocresía política, con unos Jonathan Cohen y Vincent Macaigne (des)encadenados

Crítica: En même temps
Vincent Macaigne y Jonathan Cohen en En même temps

A mi derecha, Didier Béquet (Jonathan Cohen), representante electo de “varios extremos centro”, sexista (“es el gran reemplazo: ellas nos van a quitar todos nuestros trabajos, pero antes se acostarán con todos”, racista y xenófobo (“el Ramadán es como la Semana de la Moda, tenemos la impresión de que se celebra continuamente”), partidario de la videovigilancia en exceso, manipulador (“el cabello blanco tranquiliza a los viejos”) y mentiroso festivo totalmente liberado. A mi derecha, Pascal Molitor (Vincent Macaigne), representante electo ecologista vegetariano y vapeador, aguafiestas de sus empleados (“nos divertíamos más antes del exalcalde: informe de gastos, los billetes pequeños…”), acosado por los cazadores borrachos recorre las calles de su comuna en bicicleta eléctrica, patinete eléctrico, coche eléctrico, apartamento que sigue muy bien sus valores (“yo no soy gracioso, el calentamiento global no es gracioso”), pero sin hijos, soltero y privado de libido desde hace tres años.     

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Benoît Delépine y Gustave Kervern han ambientado su nueva comedia social anarco libertaria, En même temps [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, en la Francia de las pequeñas ciudades de provincia, en medio del ejercicio del poder político local, que se estrena hoy en los cines franceses a través de Ad Vitam. Una película incisiva repleta de humor negro, pero “tiernamente humana” dentro del estilo habitual de los cineastas, pero que resuena a una escala mucho más amplia puesto que llega a los cines junto con las elecciones presidenciales en Francia, y “al mismo tiempo”, (dicho de otra manera “más allá de la derecha y la izquierda”, más allá de las fronteras ideológicas) era el truco favorito del actual titular del cargo presidencial y candidato a la reelección, Emmanuel Macron, en su ascenso a la cima del país.  

Debido a una discusión por un voto intercomunal inminente sobre el proyecto Citizen Park (“es imposible destruir un bosque milenario para hacer un parque de ocio: ¡200 empleos! Los árboles, están, el trabajo no”), los alcaldes Béquet y Molitor, nuestros dos protagonistas arquetípicos, en la frontera perfecta (y divertida) entre la caricatura y el hiperrealismo, se encallan y, de vaso en vaso, del restaurante al bar de mala muerte de la esquina (“El FMI” con su muy lúgubre cuarto trasero) se encuentran en una posición completamente inédita, muy incómoda e incongruente, atrapados en la penumbra por una activista feminista (India Hair). Nuestros dos responsables políticos de extremos opuestos (pero aptos para mentiras muy parecidas) están pegados físicamente el uno al otro, en concreto uno detrás de otro (con un producto industrial). “¡Es una vergüenza!” y hay que encontrar una solución para despegarse. Empieza una noche de desplazamientos muy complicados y de peregrinaciones hilarantes y absurdas…  

En même temps, una parábola burlesca y desopilante (“te arriesgas a la doble lágrima”) de la que se apoderan con ambición los excelentes Jonathan Cohen y Vincent Macaigne, mantiene su apuesta por una duración extensa, aunque el efecto cómico pierda un poco de intensidad debido a la tolerancia del espectador hacia esta criatura cuadrúpeda, este primate bicéfalo cuyo acercamiento forzado también tendrá consecuencias ideológicas cuando un trío de entusiastas militantes anti patriarcado se lancen a buscarlo. Después de los paraísos fiscales, la burocracia de las jubilaciones, la uberización de la sociedad, la discapacidad, la pobreza, etc., Benoît Delépine y Gustave Kervern vuelven a pulverizar las fronteras de lo políticamente correcto, denunciando sin piedad, pero sin desprecio. Aunque no todo es siempre perfecto en la omnipresente secuencia humorística de las peripecias (cuando empiezas con una base tan alta, es difícil mantener la constancia a un nivel tan alto), no importa. Pues ser divertido, audaz e inteligente no está al alcance de todos. Sin embargo, Delépine y Kervern lo están y es algo beneficioso, como una especie de servicio público del séptimo arte cuya existencia es de agradecer en un entorno donde la sátira a menudo se malinterpreta.

En même temps ha sido producida por Ad Vitam Production y No Money Productions. Wild Bunch International gestiona su venta.

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(Traducción del francés)

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