22/04/2022 - En la ópera prima de Lynne Davison el misterio es lo primero

Uno de los aspectos interesantes de la ópera prima de Lynne Davison, Mandrake [+lee también:
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ficha de la película], es que puedes verla prestando mucha atención e irte del cine sin saber exactamente lo que ha pasado. Algo que, francamente, no es tan desagradable. Muchas películas de terror fracasan al explicar todo y al nombrar a los culpables. Esta vez, el misterio es lo primero.

Proyectada en la sección Folk Horror de Night Visions, Mandrake mezcla la temática “hay algo ahí fuera en el bosque” con un realismo social al estilo Ken Loach, en gran parte gracias a la protagonista (Deirdre Mullins), cuyo trabajo es ayudar a exconvictos a reinsertarse en una sociedad que no los quiere o no los necesita. Aunque no tiene un peso importante en la película, establece algunos de sus intereses principales: las cuestiones de culpa y perdón, de si una persona puede empezar de nuevo o volver a sus viejas costumbres. De si existe una opción.

La agente de libertad condicional Cathy parece ser un poco más optimista que muchos de sus compañeros, o quizás se ha acostumbrado al trabajo (después de todo, sufre una agresión a los pocos minutos de empezar la película), así que no irá por ahí predicando que, en el fondo, todos somos decentes. Ha visto y oído todo tipo de excusas y en realidad parece un poco exhausta. Su propio hijo (Jude Hill, de Belfast [+lee también:
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ficha de la película]) se siente más cómodo con la nueva pareja de su padre, una figura mucho más “maternal” y embarazada. Pero Cathy sigue adelante y no le importa visitar a una “cruel” Mary Laidlaw (Derbhle Crotty), que acaba de salir de la cárcel y ha vuelto a una comunidad que no ha olvidado sus actos.

Es una figura sospechosa, un poco salvaje, pero Davison se esfuerza por odiar activamente a todos en la película. Mary asesinó a su marido hace décadas, pero solo después de que él le hiciera vivir un infierno. ¿Es una bruja, una psicópata o simplemente una mujer solitaria rechazada por sus vecinos? Tratar de averiguarlo quizás forme parte de la diversión, incluso antes de que aparezca el mito de la mandrágora. Recuerda mucho a El laberinto del fauno [+lee también:
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ficha de la película], de Guillermo Del Toro, por ejemplo, con esos chillidos forzados que todavía cuesta olvidar.   

Aunque uno decida aceptar la opacidad de Mandrake, la película podría beneficiarse de un ritmo más lento en su segunda mitad y —es raro decirlo— de una duración más extensa, así como de una luz adicional. Es tan oscura que a veces resulta divertida puesto que refleja la experiencia de deambular en el bosque por la noche, tropezar con cosas y descifrar sombras extrañas que asoman en la distancia. ¿Es un árbol? ¿Es una persona? Quién sabe.

Es innegable que las similitudes con El proyecto de la bruja de Blair han estropeado el concepto de las figuras de palo, y que los personajes de Davison probablemente sean los últimos en sorprenderse de que los secretos oscuros estén relacionados con ellos. O que descartar algo diciendo que son “historias para asustar a los niños” es como decir “Vuelvo en seguida” en una película de miedo. A pesar de estos rasgos reconocibles, Davison crea una atmósfera interesante, añadiendo tristeza a esta historia sobre el mal que se extiende sobre un pueblo de lo más mundano, donde las personas ni perdonan ni olvidan. Nunca lo hacen.

Mandrake ha sido producida por Village Films, de Irlanda del Norte.

(Traducción del inglés)