20/06/2022 - Marco Martins firma un seductor retrato cinematográfico de la historia del Ballet Gulbenkian, así como de la atmósfera sociopolítica portuguesa de 1965 a 2005

Un cuerpo que baila, un cuerpo sociopolítico, un cuerpo cinematográfico: estas son las fuerzas que hay detrás de la última película de Marco Martins, Um Corpo que Dança - Ballet Gulbenkian 1996-2005, que se exhibe ahora en todos los cines en Portugal. El título podría sugerir que este documental es simplemente una mirada a la historia del Ballet Gulbenkian, una compañía de danza fundada por la Fundación Calouste Gulbenkian. Sin embargo, dado que las artes pueden ser un reflejo de la sociedad, o incluso pueden dar un paso adelante hacia lo que está (o debería estar) por venir, en la película también se vislumbran estos elementos innegablemente inseparables.

Um Corpo que Dança recurre a una investigación compuesta por imágenes de archivo, combinadas con extractos de entrevistas de audio actuales realizadas a bailarines, coreógrafos y otras personas que formaron parte de la historia de esta compañía de danza.

Dividida en 12 capítulos, la película tiene un prólogo que da algunas pistas sobre lo que se puede esperar. En primer lugar, oímos a Merce Cunningham hablar de la diferencia entre el escenario y la cámara en cuanto a la representación de actuaciones de danza. Se trata de dos medios que ofrecen al público una perspectiva diferente, lo que establece el tono del rango de entendimiento que se puede obtener de las imágenes de archivo de las actuaciones del Ballet Gulbenkian. En segundo lugar, aparecen imágenes de la revolución de 1974, seguidas de una clase de danza en una fábrica de pintura en 1975, donde los bailarines explican cómo repetir y practicar las técnicas más básicas durante años es crucial para poder actuar. Se enfrentan a la pregunta: ¿el ballet está destinado a las masas? ¿Y cómo se conecta con los principios más revolucionarios? Y la respuesta es bastante clara: estar allí, en esa fábrica, era, en sí mismo, un acto revolucionario.

A lo largo de los siguientes capítulos (principalmente lineales y cronológicos), se presenta una historia que comienza con los tiempos de la dictadura (cuando los niveles de analfabetismo y pobreza eran elevados), seguida de la revolución y los años de democracia que siguieron (cuando, por ejemplo, se democratizaron los estudios artísticos), hasta 2005. Durante esos años, el Ballet Gulbenkian tuvo seis directores artísticos diferentes, y uno de ellos fue Jorge Salavisa, quien fue director durante casi 20 años y a quien está dedicada la película. Una de las ideas que prevalece es el concepto de identidad. La mayor parte de lo que vemos es, de hecho, el intento del Ballet Gulbenkian de definir su propia identidad, y al mismo tiempo tuvo lugar un intento colectivo por parte de Portugal de (re)definir lo que constituía su identidad nacional. Y, paralelamente, también podemos ver florecer otra identidad distinta: la propia de la película.

Se puede pensar que la conexión entre tantas piezas de la historia podría haber salido muy mal. Sin embargo, es precisamente ahí donde esta película acierta; gracias a un montaje impresionante, esta película de dos horas, con cuatro décadas de relatos e historia, transcurre con una fluidez asombrosa. Su brillante uso de las imágenes de archivo crea una estética sublime, complementada por una gran mezcla de sonido, que la convierte en una experiencia sensorial sumamente agradable. A veces la banda sonora se usa en exceso, pero en ningún momento interfiere con el impresionante logro de la película. Tan suave como accesible para cualquier tipo de público, Um Corpo que Dança envía un mensaje claro y crucial del pasado al presente, y mira al futuro para determinar cómo las artes han sido y siguen siendo, un elemento clave para la sociedad.

Um Corpo que Dança es una iniciativa de la Fundación Calouste Gulbenkian y una coproducción de Vende-se Filmes y RTP.

(Traducción del inglés por Jordi Lloret)