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ANGULEMA 2022

Crítica: Le Tigre et le Président

por 

- Jacques Gamblin y André Dussollier brillan en el primer largometraje de Jean-Marc Peyrefitte, que fija la atención de forma inteligente y con un toque cómico en una parte ignorada de la historia política

Crítica: Le Tigre et le Président
Jacques Gamblin y André Dussollier en Le Tigre et le Président

“La Historia con mayúsculas es despiadada. A menudo, apenas guarda un recuerdo casi burlesco de los acontecimientos más poéticos y de las mentes más sutiles”. Este es el destino, en la memoria colectiva, de Paul Deschanel, recordado como el presidente francés que se cayó de un tren en 1920 y se vio obligado a abandonar el cargo por problemas psicológicos. Sin embargo, la realidad es muy distinta, como revela Le Tigre et le Président [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, la excelente ópera prima de Jean-Marc Peyrefitte, estrenada en la 15.ª edición del Festival de Cine Francófono de Angulema (antes de su estreno en Francia el 7 de septiembre de la mano de Tandem y Orange Studio).

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Como suele ocurrir en el ambiente enrarecido de las altas esferas políticas, las rivalidades jugaron un papel fundamental. Paul Deschanel (Jacques Gamblin), un idealista elocuente para quien “la cuestión social no es un problema económico, sino moral”, y que, de una forma adelantada a su tiempo, abogaba por el pacifismo, el derecho al voto de las mujeres, la abolición de la pena de muerte, la educación y la democracia directa por sufragio universal, debe enfrentarse a los reaccionarios representados por una figura clave de la época: Georges Clémenceau (André Dussollier), apodado el Tigre, pero también el Padre de la Victoria tras la Primera Guerra Mundial. 

Nos encontramos a Deschanel caminando en pijama por las vías del tren, en algún lugar del rural francés durante la noche del 23 al 24 de mayo de 1920, donde se cruza con un amable guardabarrera en una dresina (que, por supuesto, no cree al hombre cuando este afirma ser el presidente de la República) mientras los medios de comunicación anuncian la desaparición del estadista y las ambiciones por la sucesión se intensifican en París. ¿Cómo ha llegado a ese punto?

Hay que retroceder en el tiempo exactamente un año, hasta el 19 de mayo de 1919, cuando el presidente del Consejo, Clémenceau, logra que Alemania se arrodille, obligándola a aceptar el Tratado de Versalles. Deschanel, entonces diputado y presidente de la comisión de Asuntos Exteriores, cree que esto solo alimentará el rencor y el deseo de venganza de los alemanes. Entre el astuto, despectivo, dominante y ácido Clémenceau, y el delicado, humanista y lírico Deschanel, la reacción es de total sorpresa cuando el último gana las elecciones presidenciales (gestionadas entonces por diputados y senadores) el 19 de enero de 1920, con el lema “vosotros habéis ganado la guerra, nosotros ganaremos la paz”. A pesar de las advertencias de su predecesor, Raymond Poincaré, sobre los estrictos límites del cargo (inauguraciones, entregas de medallas: “el principal poder del presidente de la República es elegir el color de los crisantemos… No te dejarán… No te arriesgues”), Deschanel tiene la firme intención de revolucionar el sistema. Sin embargo, este hombre apasionado también es frágil, y el Tigre está dispuesto a abalanzarse sobre él… 

Con unos valores de producción impecables (el diseño de producción corre a cargo de Jérémie Duchier y el vestuario de Isabelle Mathieu), una dirección que logra desempolvar el barniz histórico mediante tomas largas muy dinámicas orquestadas por Lubomir Bakchev y acompañadas por la banda sonora de Mathieu Lamboley, Le Tigre et le Président encuentra un buen equilibrio entre el ritmo y el tono de comedia (a veces rozando lo burlesco) y unos cimientos más “serios” (a partir de un guion escrito por el propio director junto con Marc Syrigas). La película de Jean-Marc Peyrefitte, que combina hábilmente imágenes de archivo en blanco y negro, que se integran progresivamente en el cuerpo de la historia antes de pasar al color, acaba siendo un gran éxito cultural y de entretenimiento. Una mezcla que debe mucho a su notable dúo de actores protagonistas, y que también esboza con gran precisión los matices de la eterna batalla entre progresistas y conservadores. 

Le Tigre et le Président es una producción de Dibona Films y Pan Européenne Production, coproducida por Orange Studio, Tandem, Flamme Film, Temps Noir, así como por las belgas Wrong Men North, VOO/BeTv, Proximus y Belga Productions. Orange Studio se encarga de las ventas internacionales.

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(Traducción del francés)

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