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VENECIA 2022 Orizzonti

Crítica: Vera

por 

- VENECIA 2022: Tizza Covi y Rainer Frimmel siguen la búsqueda existencial de la actriz Vera Gemma en su híbrido de documental y ficción

Crítica: Vera
Vera Gemma y Asia Argento en Vera

“Me sorprendería que fuera usted capaz de deducir qué me inspiró para mi último largometraje”, dice a Vera un director snob durante un casting. A sus ojos, su rostro ha visto el bisturí demasiadas veces, y su pelo rubio decolorado, su excéntrica ropa de diseño y su llamativo sombrero de vaquero no contribuyen precisamente a dar la impresión de que es una persona versada en las artes o el cine.

Eso sí, hasta que Vera revela a quién pertenece realmente el rostro: a Vera Gemma, la hija del actor italiano Giuliano Gemma, que se hizo famoso internacionalmente por sus papeles en los spaghetti westerns. De repente, el director ya no está y su lugar lo ocupa un joven y emocionado fan, que le pide hacerse un selfi con él para inmortalizar ese encuentro tan especial. Hay muchas escenas de este tipo en Vera [+lee también:
tráiler
entrevista: Tizza Covi, Rainer Frimmel
ficha de la película
]
, de Tizza Covi y Rainer Frimmel, que se ha estrenado mundialmente en la sección Orizzonti de la 79ª edición del Festival de Venecia.

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Ser la hija de un artista famoso abre puertas, pero también cierra otras tantas, como explica Vera a su amigo y amante, el director Gennaro (Gennaro Lillio). Él, como todos los demás en el rutilante negocio del cine de Roma, la utiliza únicamente por su nombre, sus contactos y su dinero. Vera, imbuida de la necesidad de dar y ayudar, no se pone freno. Sin embargo las oportunidades por las que otros habrían matado parecen obstáculos para ella. La vida ostentosa de una celebridad en la Ciudad Eterna va de la mano de sus trampas y de las actitudes carroñeras de sus habitantes.

Le falta una conexión con Gennaro y se está cansando de combatir su soledad tratando de forjar relaciones con gente al azar como su taxista, pero le surge la oportunidad de hacer algo significativo cuando su chófer Walter (Walter Saabel) atropella a un joven, Manuel (Sebastián Dascalu). El padre de Manuel, Daniel (Daniel de Palma), en un principio se enfurece, pero está dispuesto a aceptar el dinero del seguro y la oferta de Vera de pasar tiempo con su hijo. Aquí chocan dos mundos: el de Vera, con su estatus de alta sociedad, y el de Daniel, que vive con su hijo y su madre, con pagos atrasados de alquiler y sin agua corriente.

Pero Covi y Frimmel no cuentan una historia de amor cruzado. Al fin y al cabo, el aspecto excéntrico de Vera y su impresionante pedigrí no le permiten conectar de verdad con nadie que no tenga segundas intenciones. Hasta ese momento, todos los hombres que han pasado por su vida se han aprovechado de ella y hay pocas razones para creer que estos nuevos conocidos se vayan a comportar de forma diferente en el futuro.

En el largometraje de Covi y Frimmel no hay una forma clara de saber qué es real y qué es ficción. La película no deja de pedir al espectador que elija, ya que su metraje va desde tropos bien establecidos del cine y la escritura hasta narrativas más sutiles de la zona gris, pasando por sucesos que son demasiado extraños como para estar basados en hechos reales. En algunas ocasiones evoca una sensación de realidad televisiva, mezclando un drama rígido y elevado con un escenario orgánico.

Los momentos más fuertes de la película los encontramos en su exploración del lado oscuro de ser un hijo del nepotismo: los crueles estándares de belleza dentro de la familia de Vera, en los que ella y su hermana Giuli (Giuli Gemma) nunca llegaron a encajar, especialmente en comparación con el físico "perfecto" de su padre. Vemos el desmoronamiento de un estilo de vida fastuoso, siendo una plaza de aparcamiento bien situada en la ciudad una de las últimas posesiones a las que puede aferrarse. Pero lo más importante es la idea de verse reducida a su padre únicamente en personalidad.

Junto con otra hija de famosos, Asia Argento, visita el cementerio de Roma, donde descansa el hijo de Johann Wolfgang Goethe, August. Pero nadie sabrá nunca quién era o "cuáles eran sus sueños", como afirman ambas. Al fin y al cabo, la tumba solamente se refiere a "Goethe, el hijo". Vera quiere más para sí misma, quiere ser una persona por derecho propio. Sin embargo, como la película muestra con perspicacia, lo más probable es que el mundo nunca se lo permita.

Vera es una producción de la austríaca Vento Film. Be for Films está al mando de sus ventas internacionales.

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(Traducción del inglés por Marcos Randulfe)

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