03/09/2022 - VENECIA 2022: Sébastien Lifshitz vuelve a indagar en las diferentes facetas de la identidad con un notable documental sobre una comunidad de travestis estadounidense en los años 50 y 60

“Era la libertad total, la oportunidad de ser yo mismo de una vez, de frecuentar a personas que lo comprendieran”. A finales de los años 50 y principios de los años 60, una zona escondida en el corazón de las montañas de Catskill, en el norte de Nueva York, acogía durante los fines de semana al que entonces era el grupo de travestis más grande de la historia, una práctica que la ley estadounidense reprobaba considerándola una “degeneración sexual” sancionada con internamiento psiquiátrico. Este lugar emblemático que conectaba a individuos aislados era la Casa Susanna [+lee también:
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entrevista: Sébastien Lifshitz
ficha de la película] que da título al nuevo y apasionante documental del cineasta francés Sébastien Lifshitz, presentado en una proyección especial en las Giornate degli Autori (en el marco de la 79ª Mostra de Venecia) y que pronto se proyectará en la sección TIFF Docs del Festival de Toronto.

Apoyándose en fotografías del lugar tomadas en esa época, en cuatro testimonios (dos directos, uno de la hija de uno de los participantes –que escribió bajo un nombre falso el libro A Year Among the Girls– y otro del nieto de la propietaria del lugar, un niño a principios de los años 60) y en espléndidas imágenes atmosféricas de las Catskill (firmadas por Paul Guilhaume), la película arroja luz sobre lo que constituye una identidad colectiva, una subcultura de una minoría sexual compuesta por hombres que sufren y se cuestionan en soledad, llenos de frustración, de culpabilidad, de vergüenza y de incertidumbre, y unidos al principio por una red animada por la revista clandestina Transvestia, moderada por Virginia Prince.

En torno a los bungalows de la Casa Susanna y en el garaje donde se organizaban espectáculos de cabaret, estaban la fiesta, la alegría de sentirse uno mismo, de peinarse, maquillarse, tacones de aguja, etc., sin el peso aplastante del juicio social, las amenazas de la ley, el miedo a perderlo todo o la duda sobre quiénes nos sentimos en el fondo. Disfrazados de amas de casa típicas de la clase media estadounidense de los años 50 y 60, todas podían “jugar con el fuego con su álter ego” en libertad. Un espacio de respiración absoluta que les ofrecían Tito/Susanna y su esposa, Marie, propietaria del lugar y peluquera en la Quinta Avenida de Nueva York. Pero el “club” estaba estrictamente reservado a los travestis heterosexuales y el tema de la transexualidad estaba ausente, una orientación más compleja, como mostrará el resto de la película, con los testimonios de quienes luego se convirtieron en Katherine y Diane y que cuentan su recorrido de la A a la Z.

Casa Susanna, con una puesta en escena muy bien construida y montada, no solo es una obra de importancia sociológica histórica, sino también una película nostálgica sensible (Casa Susanna cerró al cabo de unos años). Un gran éxito en la línea de las obras precedentes del sutil Sébastien Lifshitz.

Casa Susanna ha sido producida por Agat Films y coproducida por Arte France y American Experience Films. PBS International gestiona las ventas.

(Traducción del francés)

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Sébastien Lifshitz, Muriel Meynard, Tina Baz
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