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VENECIA 2022 Semana Internacional de la Crítica

Crítica: Tant que le soleil frappe

por 

- VENECIA 2022: Philippe Petit firma una muy cautivadora ópera prima sobre un paisajista que intenta superar los obstáculos en el camino de su proyecto personal y utópico de un jardín abierto

Crítica: Tant que le soleil frappe
Swann Arlaud en Tant que le soleil frappe

Estamos en un pequeño lugar abandonado por los poderes públicos, una zona de asfalto rodeada de calles y de viviendas de un barrio popular de Marsella, una tierra de nadie en pleno centro de la ciudad. Allí, en un Algeco, un paisajista y su socio sueñan con transformar este espacio en un “otium”, un jardín abierto, un sitio sin vallas “para no hacer nada, para detener el ritmo de la ciudad”. Pero, a pesar del apoyo de los habitantes, hay muchos obstáculos (principalmente financieros) entre una visión considerada utópica por algunos y su concreción. Ese es el tema principal de Tant que le soleil frappe [+lee también:
tráiler
entrevista: Philippe Petit
ficha de la película
]
, el interesante primer largometraje (oficial, pues el cineasta francés cuenta con dos ensayos dirigidos fuera del sistema, entre ellos Danger Dave, proyectado en 2014 en el programa Savage Cinema de San Sebastián) de Philippe Petit, estrenada en competición en la 37ª Semana Internacional de la Crítica (en el marco de la 79ª Mostra de Venecia).

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Es un gran día para Max (el impecable Swann Arlaud) y Gaspard (Pascal Rénéric): reciben los resultados de un concurso de arquitectura paisajista lanzado por una fundación. Pero es un jarro de gua fría: han perdido y Gaspard, indignado, tira la toalla (“dos proyectos y medio en tres años. ¿Te parece que avanzamos? Enfréntate a los hechos”). Max, por su parte, se aferra, animado (“No desesperes”) por uno de los miembros del jurado, el célebre arquitecto local Paul Moudenc (Grégoire Oestermann) y a pesar de una tragedia, la muerte en el descampado de un skater que cayó en un agujero: “sé que el sentido común me dirá que me rinda, pero no puedo”. El joven cuarentón acepta un trabajo para subsistir (pues tiene una esposa periodista freelance y una hija pequeña) como jardinero (limpia la maleza, recoge la basura), y se mata a trabajar mientras acepta una oportunidad que le ofrece Moudenc: crear los espacios exteriores de un bar construido por el exfutbolista Djibril Cissé (que se interpreta a sí mismo). Pero Max no ha renunciado a su proyecto personal y no duda en romper las reglas.

Tant que le soleil frappe, que sigue la estela hiperactiva de Max y reconstruye un recorrido cuyos elementos ocultos se descubren poco a poco, ofrece a la vez un retrato conmovedor de un perdedor obstinado en la encrucijada de la vida (la ambición individual y la solidaridad ciudadana, éxito y fracaso, la precariedad individual y familiar y los obstáculos materialistas frente a los deseos de realización personal, la libertad frente al funcionamiento del universo económico, etc.) y una reflexión de fondo sobre los paisajes urbanos (donde los promotores prefieren la gentrificación y los hoteles de lujo con terrazas verdes a los grandes espacios verdes abiertos a todos). Una mezcla que en apariencia es deliberadamente modesta y a una escala muy humana, pero que en realidad analiza en profundidad muchos de los nudos presentes en la sociedad francesa actual.

Tant que le soleil frappe ha sido producida por Envie de Tempête Productions. Pyramide International gestiona las ventas.

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(Traducción del francés)

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