Crítica: La hija eterna
por Marta Bałaga
- VENECIA 2022: Joanna Hogg vuelve con una dosis doble de Tilda Swinton y una historia de fantasmas algo aburrida
Joanna Hogg ha estado disfrutando una especie de resurgimiento últimamente, en gran parte gracias al éxito (al menos en términos de cine arte) de The Souvenir [+lee también:
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ficha de la película] y su continuación, The Souvenir: Part II [+lee también:
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ficha de la película]. Su nuevo trabajo, La hija eterna [+lee también:
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ficha de la película], aunque sigue siendo una especie de continuación, parece mucho más acelerado, algo que uno podría crear con sus amigos un fin de semana nublado, sobre todo si tu amiga es Tilda Swinton.
La película, estrenada en la competición principal del Festival de Venecia, es una cosita diminuta que tiene algo de encanto, pero que parece demasiado superficial para hacernos conectar con ella. Incluso la intervención de Swinton en dos papeles diferentes, como madre y como hija, resulta entretenida solamente durante un rato. Aunque no se olvidará fácilmente la mirada de la famosa actriz mientras discute consigo misma frente a una ensalada de remolacha.
Todo esto puede sonar un poco absurdo, pero no lo es: La hija eterna es una historia melancólica sobre perseguir los fantasmas del pasado. Como suele ocurrir con Hogg, es otra historia personal, donde Swinton interpreta a una directora que intenta hacer una película sobre su madre (y, curiosamente, toma el relevo de su propia hija, Honor Swinton Byrne, en The Souvenir). Recupera viejas historias, recuerdos buenos y malos, y quiere mantener a su madre cerca de alguna manera. Pero no hay tiempo para detenerse, aunque las personas siguen persiguiendo esas sombras.
No hay nadie en el hotel anticuado donde se alojan, excepto un recepcionista gruñón que se toma cada petición como un insulto personal. Algo que hace más fácil pensar y sentir, sobre todo por la noche, cuando los sonidos extraños mantienen despierto a este huésped. Hay una verdad que Hogg consigue captar aquí, la autenticidad de la rareza de una relación madre-hija, construida sobre buenas intenciones que no llegan a satisfacerse, ya que un momento bonito conduce inevitablemente a más tensión. Quizás a veces es así; tal vez es ese tipo de amor.
Las conversaciones entre ellas nunca son sentimentales, aunque tampoco les convendría: sobre todo a la mayor de ellas, claramente acostumbrada a reprimir y a ofrecer a su hija opiniones adicionales circunstanciales. Por otra parte, ella solo quiere que su madre sea feliz, dice. En otra película de la competición, Saint Omer [+lee también:
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entrevista: Alice Diop
entrevista: Kayije Kagame
ficha de la película], Alice Diop afirmó que un hijo siempre conserva una parte de su madre, y una madre siempre conserva una parte de su hijo. Eso también lo muestra Hogg aquí, incluso cuando sus papeles cambian y el progenitor enfermo es el que necesita cuidado.
A pesar de estos momentos emotivos, otras veces parece un pastiche de terror con suelos que crujen ominosamente, perros que se asustan y personas —Swinton, por supuesto— que fingen que solo escuchan el viento. No es lo suficientemente emotiva como para ser un drama ni tampoco lo suficientemente escalofriante para ser una película de terror, por lo que se pierde en la niebla.
La hija eterna es una coproducción entre Irlanda, Reino Unido y Estados Unidos llevada a cabo por Element Pictures, JWH Films, BBC Films y Sikelia Productions.
(Traducción del inglés)
Galería de fotos 06/09/2022: Venecia 2022 - The Eternal Daughter
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© 2022 Dario Caruso for Cineuropa - @studio.photo.dar, Dario Caruso
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