Crítica: Amanda
por Camillo De Marco
- VENECIA 2022: El primer largometraje de Carolina Cavalli sobre una excéntrica mujer de 25 años en busca de amistad se inspira en las comedias dramáticas independientes sobre el paso a la adultez
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La protagonista titular, interpretada por Benedetta Porcaroli (posiblemente en su mejor momento), es una mujer de 25 años que busca desesperadamente ser amada por primera vez en su vida. Sin embargo, la familia de clase media alta de Amanda no conoce el significado de la palabra amor. Son como zombis glaciales y altivos que se esconden en su casa de campo o en su farmacia. Su padre está completamente ausente, y la directora deja claro inmediatamente que estamos ante relaciones conflictivas y tóxicas entre tres generaciones de mujeres. Para Amanda, tan solo su sobrina, obsesionada con Jesús, y la niñera sudamericana de esta, merecen su respeto. Mientras tanto, la joven lucha ferozmente con su hermana (interpretada por la socialité y heredera de la casa de moda Missoni Margherita Maccapani Missoni, que está perfecta en el papel) y discute sin cesar con su impasible madre (Monica Nappo).
A través de un breve flashback, descubrimos que Amanda ha pasado muchos años en París viendo películas en la filmoteca, y que nunca ha tenido novio. Es una joven rebelde y anticonformista, que viste con un estilo a medio camino entre Heidi y una mujer de la generación Zeta. Amanda está atrapada en una adolescencia que nunca llegó a experimentar, y pasa el tiempo en su portátil navegando en Chatroulette, asistiendo a raves ilegales y viajando a hoteles de las afueras para escapar de su familia. Se imagina relaciones inexistentes con chicos que ha conocido por casualidad (como Michele Bravi, el cantante ganador del Factor X) y finalmente cree haber encontrado la amistad con la hija de la amiga de su madre, a la que conoce desde que era niña, que tiene la misma edad que ella y es igual de problemática. En la mansión/búnker de cemento y acero donde viven, se desarrolla otra relación letal entre una madre, Viola (Vittoria Mezzogiorno), que está perdiendo la cabeza a causa de la medicación, y su hija hikikomori Rebecca (Galatea Bellugi). A través de una extraña afinidad, Amanda (un nombre que proviene del latín y significa “aquella que debe ser amada”) logra sacar a su nueva amiga de su cuarto. Ningún hombre (o mujer) es una isla, como afirma el poema de John Donne.
Independientemente de que pretenda ser una crítica sobre las formas en las que nos relacionamos con los demás en un mundo hiperconectado, o una observación sobre la naturaleza compleja de la esfera femenina en una familia del tercer milenio, la película no hace más que bajar el listón, acercándose al excéntrico género de comedia dramática que hemos visto en numerosas películas estadounidenses independientes sobre el paso a la edad adulta, que habitualmente triunfan en Sundance. Además de las referencias a Wes Anderson, en cuyo trabajo se inspira la directora para sus planos simétricos y su particular iluminación pastel (la fotografía es cortesía de Lorenzo Levrini), la melancolía y la ironía que asociamos normalmente con Paolo Sorrentino, a quien Cavalli dedica un agradecimiento especial al final de la película, resultan especialmente evidentes.
Amanda es una producción de Elsinore Film, Wildside y Tenderstories, en colaboración con Charades y I Wonder Pictures.
(Traducción del italiano)
Galería de fotos 05/09/2022: Venecia 2022 - Amanda
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© 2022 Fabrizio de Gennaro for Cineuropa - fadege.it, @fadege.it
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