16/09/2022 - Carlos Vermut conduce de nuevo al espectador a territorios tan turbulentos que, días después de la visión de su cuarto largometraje, sus estímulos siguen golpeando nuestras neuronas

Si no existiera Carlos Vermut (sin duda, el David Lynch madrileño) habría que inventarlo. Gracias a su nada acomodaticia obra audiovisual, el cine español alcanza unos niveles de perturbación que pocos se atreven si quiera a planear (véanse Magical Girl [+lee también:
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ficha de la película]). Aunque este año hay otras dos películas nacionales que nadan en las aguas cenagosas de lo inquietante –la tensa As bestas [+lee también:
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entrevista: Carlos Vermut
ficha de la película], que se acaba de estrenar mundialmente en la sección Contemporary World Cinema del Festival de Toronto, las supera en incomodidad, que ya es decir.

Porque desde Tras el cristal, brutal debut de Agustí Villaronga, allá por 1986, este crítico no recuerda una película que haya tenido el valor de tratar un asunto casi tabú en la cinematografía mundial y que no vamos a desvelar aquí. Basta decir que su protagonista es un creador de criaturas imaginarios para videojuegos que, ocultando sus deseos más profundos y tras salvar a un niño vecino de un fuego, cree encontrar el fin de sus conflictos internos en una persona que conoce en una fiesta.

Hasta ahí podemos leer de un argumento que para algunos puede resultar amoral o escandaloso, pero que –bajo su superficie– aborda la necesidad de afecto que tenemos todos, incluso el monstruo más abominable y abyecto que podamos imaginar.

Dejando espacio para que el espectador complete los silencios y misterios de algunas escenas (hay una especialmente desasosegante, que se queda grabada en el cerebro durante días), el espíritu de la Mantícora (ser mitológico mitad humano, mitad fiera) se adueña de esta película mitad comedia romántica, mitad thriller psicológico que tras pasar por el festival canadiense recalará en Sitges.

Su personaje central, además, tiene la presencia suave y los ojos “ana torrentianos” del actor Nacho Sánchez (nominado al Goya por Diecisiete [+lee también:
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entrevista: Daniel Sánchez Arévalo
ficha de la película]), un chico que pide ternura y un abrazo aunque sepamos qué tenebrosos impulsos oculta tras su aspecto sensible y vulnerable. Pero él no puede evitar ser como es. Y busca soluciones a lo largo de la trama de Mantícora, que se cierra con un tercer acto tan sorprendente como tremendamente coherente con los conflictos de sus personajes. ¿Estamos ante la historia de amor más genialmente rebuscada y terrible del cine actual?

Obviamente ni Sánchez ni Zoe Stein son George Clooney y Julia Roberts, aunque pagaría por ver a esas dos estrellas involucrados en un proyecto de Carlos Vermut: eso sería tan fascinantemente aterrador como esta Mantícora que ocupará el podio de lo mejor de la temporada cinematográfica… aunque inquiete o moleste a algunos.

Mantícora es una (valiente) producción de Aquí y Allí Films, BTeam Prods y Punto Nemo AIE de cuya distribución se ocupa Bteam Pictures. Su agente de ventas es Film Factory y se estrenará este otoño en salas españolas.