13/10/2022 - Alberto Vázquez crea una fábula única y emocionante sobre la condición humana y el origen del mal

Decía Paco Plaza que “el terror es una de las formas más poéticas de contar lo que nos pasa como sociedad”. Esto es lo que consigue con la animación y el fantástico Alberto Vázquez en su última película, Unicorn Wars [+lee también:
tráiler
ficha de la película], presentada en la sección oficial del Festival de Annecy y en la de la 55 edición del Festival de Sitges.

La película de animación de Vázquez cuenta la historia de dos hermanos osos, Azulín y Gordi, que son reclutados y entrenados por el ejército osito para combatir en la guerra que estos libran contra los unicornios, a los que tienen un odio ancestral. Pero, además, ambos hermanos también libran una lucha interna, llevan toda la vida enfrentados por el amor a su madre. A partir de esta trama bélica a dos niveles, el cineasta construye toda una fábula sobre el origen de la maldad, el (sin)sentido de la guerra y también el precio de esa guerra.

Unicorn Wars nace del corto Sangre de unicornio (del mismo Vázquez), pero con el largo, el director ha querido llevar un paso más allá su apuesta narrativa y visual, logrando una propuesta más atrevida y ambiciosa en ambos sentidos. Su gran virtud procede de la imaginación y la sensibilidad desde las que Vázquez construye su película, y, con ello, crea todo un universo único. Respecto a lo que salta a la vista, se trata de una propuesta estética extraordinaria, con imágenes de gran potencia visual. El director utiliza de forma inteligente el color, el sonido y a los personajes (los unicornios y los ositos) para, a través de su poder de sugestión y su sentido simbólico y metafórico, crear ese mundo ficticio inimitable. Sin embargo, esa lucidez se manifiesta también en el fondo. Lejos de lo que pueda parecer en una primera mirada, se trata de una narración compleja, con múltiples capas. Es interesante cómo el cineasta profundiza en el tema del origen del mal mediante el relato de la historia íntima de la familia protagonista (los hermanos osito). A través de ello, consigue llegar y explorar las cuestiones que subyacen en él, no solamente en un sentido colectivo (en referencia al ámbito de las élites de poder), sino también en una dimensión íntima. El peso de la ambición, la religión y el fanatismo, las relaciones torcidas, el dolor de la pérdida, lo que el sufrimiento hace con nosotros, la necesidad de amar y ser amado, la conexión entre la vida y la muerte. Todo eso consigue estar de modo sugerente y original en Unicorn Wars.   

Otra de las grandes cualidades de la película procede de su libertad, de su manera libre de abordar tanto el fondo como la forma. Si bien hay en ella un alegato antibelicista, eso no significa que haya una búsqueda del mensaje. El cineasta hace un ejercicio por ir más allá de ese discurso un tanto naíf (aunque, en ese sentido, no pretende ser otra cosa) y plantear preguntas y conflictos. Con ello, a través de la fantasía, de la mezcla de acción y reflexión, la película consigue tener su personalidad, su magia, también ser divertida y cautivadora a pesar de su crudeza.

Unicorn Wars corre el riesgo de los cortos que luego son largos: perder fuerza con su metraje. Sin embargo (y aunque pudiera cortarse de su parte central), Alberto Vázquez logra superar su apuesta con una película tan singular como lúcida en sus planteamientos. Una película que termina siendo una alegoría emocionante sobre la condición humana, contada con tanta ternura como brutalidad.

Unicorn Wars es una coproducción entre España y Francia de las compañías Abano Producións, Autour de Minuit, Schmuby Productions y Uniko, y que Barton Films distribuirá en España el próximo 21 de octubre.