14/10/2022 - Lorcan Finnegan cruza el thriller psicológico con el folk horror para construir una película con una turbadora carga social

Algo se te mete por dentro y lo llevas contigo allá donde vas, como un fantasma que no te abandona. Está en ti todo el tiempo, lo ves en todas las cosas, te hace ser otro, te va destruyendo más y más. Esto es lo que le sucede a la protagonista de Nocebo [+lee también:
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ficha de la película], una impresionante e inquietante Eva Green en el papel de una diseñadora de moda que sufre una enfermedad misteriosa.

La última película de Lorcan Finnegan (tras la sorprendente Vivarium [+lee también:
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entrevista: Lorcan Finnegan
ficha de la película]), presentada este viernes en la sección oficial de la 55 edición del Festival de Sitges, cuenta la historia de esta diseñadora encarnada por Green. Su vida aparentemente estable y ordenada (propia de las nuevas clases altas intelectuales, con marido, hija, un trabajo artístico y de prestigio, una lujosa propiedad con posesiones materiales acordes) queda trastocada por esa extraña dolencia. Tras meses de enfermedad, un día aparece en su casa una asistenta filipina que la convencerá para usar una medicina tradicional de su país que supuestamente la ayudará en su curación. Sin embargo, este tratamiento empezará a revelar una terrible verdad.

Si bien esta sinopsis puede no aclarar demasiado, con Nocebo es mejor enfrentarse a ella sin saber mucho, porque una de sus virtudes es el misterio que consigue encerrar, su forma de ir revelando, poco a poco, con sugestión, ese oscuro secreto. Utilizando la forma para llegar al fondo, Finnegan construye una desconcertante y lúcida película en la que se cruza el thriller psicológico y el folk horror para hablar de las dos caras del capitalismo en el mundo de hoy, los abismos de la riqueza y de la pobreza. Ahí reside lo extraordinario del film, en la forma sorprendente, atrevida y sugerente con la que el cineasta logra hacer cine social. Nocebo habla de las paradojas de la riqueza, del rostro humano de la explotación y la miseria, pero lo hace desde un lugar diferente al común, desde el fantástico y el terror, desde una propuesta narrativa y estética tan elegante como escalofriante. Es interesante cómo desde esta apuesta formal, a través del uso del sentido simbólico y metafórico de los elementos, de la minuciosidad en el detalle, del contraste entre lo exterior y lo interior, el cineasta narra de forma poética toda una verdad de nuestra historia íntima y colectiva, lo que nos sucede como individuos y como sociedad, las precariedades con las que vivimos y también el reverso de esa explotación, las relaciones personales y laborales contemporáneas como una enfermedad, un mal insondable.

Con ello, otro de los grandes y singulares logros de Finnegan es su capacidad de crear imágenes perdurables. Del mismo modo que el director sabe controlar la tensión, la incomodidad y el misterio, en Nocebo también hay un manejo inteligente del poder emocional de la imagen, de su poder de crear belleza en la oscuridad. En la película hay imágenes aterradoras, que dan verdadero miedo, y otras profundamente bellas. A través de ellas, el cineasta consigue expresar y adentrarnos en los estados emocionales y psicológicos de los personajes, en sus negros mundos interiores y exteriores.

Nocebo es una película lograda, tan sugerente como turbadora. Su cuidada apuesta formal logra llegar al fondo que subyace en ella, a esas realidades oscuras que nos habitan y en las que habitamos. Una película que probablemente nos acompañará tiempo después de su proyección.

Nocebo es una producción de la compañía irlandesa Lovely Productions y la británica Wild Swim Films con participación de la filipina Epicmedia Productions Inc y producción ejecutiva de la estadounidense XYZ Films.

(Traducción del inglés)