Crítica: El robo a Mussolini
- A pesar de una buena factura técnica y una premisa con potencial, la nueva película de Renato De Maria es caótico y poco divertido
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tráiler
ficha de la película], de Renato De Maria, quizás uno de los títulos más esperados de la presente edición del Festival de Roma, puede ser una amarga decepción para muchos espectadores. La película, presentada en la sección Grand Public, es producto de una idea bastante interesante.
Estamos en Milán en 1945 y la guerra está a punto de terminar. Un ladrón activo en el mercado negro que actúa bajo el nombre de “Isola” (Pietro Castellitto), y su novia, una cantante de cabaret llamada Yvonne (Matilde De Angelis), planean el robo del legendario tesoro de Benito Mussolini, que el Duce escondió en la denominada “Zona Negra” de la ciudad. Después del robo, planean escapar a Suiza con su botín. Ayudados por el leal Marcello (Tommaso Ragno), se reúnen con un grupo improbable de socios para llevar a cabo el robo: entre ellos, destacan un anarquista apodado Molotov (Alberto Astorri), el campeón de carreras Mille Miglia Giovanni Fabbri (un desaprovechado Marcello Macchia, más conocido como Maccio Capatonda) y un personaje improbable llamado Hessa (Coco Rebecca Edogamhe, que aquí tiene un papel poco apropiado). Los antagonistas fascistas son reducidos a caricaturas, en especial el oficial del partido Borsalino (Filippo Timi) y su esposa: la diva del cine con un pasado glorioso, Nora Cavalieri (Isabella Ferrari).
Es necesario aclarar que las interpretaciones, todas por debajo de la media, están oprimidas por una construcción de personajes floja y superficial a la hora de explorar conflictos, mientras que las subtramas son lamentablemente predecibles.
La mezcolanza estética y musical de la película tampoco mejora el resultado final. La música creada por David Holmes, por ejemplo, cuenta con canciones anacrónicas como Se bruciasse la città, de Massimo Ranieri; Amandoti, de Gianna Nannini; y Tutto nero, de Caterina Caselli; muchas de ellas son diegéticas o extra diegéticas cuando las canta Yvonne. En varios momentos —cuando se presenta a los cómplices del grupo, por ejemplo, o cuando hablan de las fases del plan—, la película se entrega a secuencias animadas, transportándonos de forma ilógica hacia otro tipo de obra más cercana a las películas de cómics.
Hay muchos otros detalles que no tienen sentido, como las dinámicas en varias escenas de acción “desastrosas”. Algunas son demasiado forzadas para resultar creíbles, aunque pongamos mucho de nuestra parte. Un ejemplo que merece la pena mencionar al respecto es la liberación inverosímil de Molotov. En esta escena en particular, que se desarrolla a plena luz del día, Hessa, una partisana negra vestida de hombre consigue robar las llaves para liberar a Molotov del bolsillo de un Camisa Negra cuando pasa caminando a su lado. Lo hace mientras el guardia marcha junto a su pelotón, y nadie se da cuenta de nada. Hessa consigue entregar las llaves a Isola, que está disfrazado de monje, y él se las da a Molotov antes de que se lleve a cabo su sentencia de ahorcamiento. Todos consiguen escapar gracias a Fabbri, quien al volante de una camioneta, levanta una gran cantidad de polvo girando el vehículo en círculos y creando confusión entre las líneas enemigas.
¿Qué más podemos decir? Es otra oportunidad perdida. Un mayor cuidado en la escritura y en la cohesión estilística hubiese bastado para mejorar considerablemente el resultado final.
El robo a Mussolini ha sido producida por Bibi Film TV, y se estrenará en Netflix el 26 de octubre.
(Traducción del italiano)
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