18/11/2022 - El primer largometraje de Irma Pužauskaitė es un sobrio y conmovedor drama sobre un joven padre alcohólico que intenta hacer las cosas bien para retomar la relación con su hija

Angelina Daukaitė, Gerda Čiuraitė y Valentin Novopolskij en The 9th Step

El noveno paso del programa de Alcohólicos Anónimos para combatir la adicción requiere que repares el daño que has causado a otras personas. Para un joven padre con un historial de adicción grave al alcohol, que protagoniza el primer largometraje de la directora lituana Irma Pužauskaitė, la oportunidad de reparar las cosas se presenta a través de su problemática hija adolescente, de la que tiene que hacerse cargo repentinamente, justo cuando está asistiendo a las sesiones de terapia de grupo de Alcohólicos Anónimos y logrando excelentes resultados (lleva un año sobrio), mientras busca rehacer su vida amorosa con su profesora de yoga.

El actor lituano Valentin Novopolskij (al que vimos en Oleg [+lee también:
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ficha de la película], proyectada recientemente en Cottbus y Tallin, y que ahora forma parte de la competición del 23.º Festival de Cine Europeo de Lecce. Novopolskij transmite sutilmente los rasgos de este hombre vulnerable de 36 años en busca de redención, que debe enfrentarse a los duros golpes (metafóricos) que le propina su hija de 17 años, Ieva (Gerda Čiuraitė), que no le perdona la horrible infancia que sufrió a causa de sus excesos con el alcohol, pero también a los tentadores encantos de la mejor amiga de Ieva, Maja (Angelina Daukaitė), que es hermosa, extrovertida e igualmente menor de edad, y que está empezando a convertirse en una presencia habitual en su casa, prestando demasiada atención al joven padre.

Lo que comienza como una clásica historia de paso a la adultez, en la que una adolescente en crisis y un padre fracasado se reencuentran y colisionan, antes de encontrar el camino hacia la reconciliación y ayudarse mutuamente a cambiar, pronto desplaza su foco hacia la peligrosa relación de complicidad que se desarrolla entre Linas y la joven Maja, que se abre paso cada vez más en el hogar familiar (y en los pensamientos del padre), lo que da lugar a un extraño ménage à trois (¿tal vez Ieva se siente atraída por Maja?) en el que vemos a los tres comiendo, durmiendo y saliendo juntos por la noche. En una escena especialmente conmovedora, Linas, que era músico y líder de una banda, saca a las chicas a bailar y demuestra que sigue siendo alguien cuando las ayuda a saltarse la cola de un club nocturno gracias a sus contactos en el sector, ganándose por una vez la admiración de la implacable Ieva, que consigue ver a su padre con otros ojos.

La propia música representa un punto en común entre padre e hija (esta última toca la trompa en la orquesta de la escuela, donde demuestra tener un gran talento), mostrando que los padres son capaces de transmitir malos comportamientos (como la tendencia a la botella, por ejemplo), pero también de legar pasiones redentoras, como el interés musical que ayudará a la joven a desplegar finalmente sus alas y volar lejos de casa. Escrita por Eglė Vertelytė, el foco de la película vuelve a centrarse en la relación entre Linas e Ieva, y cuando vemos cuánto está luchando el padre por hacer lo correcto y mantenerse en el buen camino, no podemos evitar empatizar con él y apoyarlo hasta el final, esperando que, al corregir sus faltas, este hombre imperfecto pueda arrancar por fin una sonrisa a su implacable hija.

The 9^th Step es una producción de Inscript, mientras que Film Republic se encarga de las ventas.

(Traducción del italiano)