01/12/2022 - El segundo largometraje de Olexandr Zhovna muestra lo suficiente como para perturbar, pero todo se hace demasiado complicado y confuso en el camino

El segundo largometraje de Olexandr Zhovna, Sashenka [+lee también:
tráiler
ficha de la película], es sin duda uno de los títulos con la premisa más inquietante de todas las películas proyectadas en el Festival Black Nights de Tallín. La película, presentada en la competición principal del evento estonio, empieza con un doble asesinato. Una pareja de ancianos (interpretada por Viktor Rybchinskiy y Oksana Burlay-Piterova) que dormía en la segunda planta de una casa ha sido asesinada, y su hijo adulto, Sasha (Dmitry Nizhelsky), que está en silla de ruedas, se ha quedado solo. La policía abre una investigación para identificar al asesino, y los espectadores son introducidos poco a poco en largos flashbacks que revelan el espantoso pasado de esta familia. La pareja esperaba una niña en lugar de un niño, así que obligaron a Sasha a crecer como una niña y convirtieron su vida en una pesadilla de la que solo puede escapar cuando está con sus amigos, Lena (Milena Kompaniiets) y Kolya (Dmitry Orlov).

El inicio es prometedor y atrapante, y a pesar de la falta de recursos de producción, es suficiente para hacernos sentir inmersos en la extraña atmósfera de este lugar indeterminado del campo soviético en los años de Leonid Brézhnev. Zhovna también consigue generar misterio en torno a las razones por las que los padres se comportan de una manera tan extraña y hace que la búsqueda del asesino sea una experiencia interesante. Sin embargo, a medida que la verdad se vuelve más fácil de adivinar, el argumento se hace más complicado, y eso afecta al resultado final (en particular, esto está relacionado con la evolución del vínculo de Sasha con Lena y Kolya después de la muerte de sus padres).

En general, todo el reparto hace un buen trabajo, aunque en algunos momentos Nizhelsky destaca sobre los demás, en especial cuando “grita” su malestar existencial. Una reacción tan aguda podría considerarse plausible debido a los problemas que atraviesa su personaje, pero parece un poco artificial por su frecuencia repetitiva.

La decisión de grabar la película en blanco y negro parece correcta, ya que crea una distancia suficiente con los personajes y ayuda a los espectadores a digerir las escenas más intensas y espeluznantes.

Uno podría decir que Sashenka es una exploración amplia y perturbadora de la desviación, la violencia y la locura. Eso puede dejar a los espectadores con una sensación de vacío, repulsión y tristeza. Podemos empezar por analizar los motivos por los que Zhovna sintió la necesidad de contar esta historia en la actualidad: la decisión de tratar los temas urgentes de los roles de género en la crianza y de cómo la opresión —en cualquier circunstancia— allana el camino a muchos tipos de tragedia puede ser un muy buen motivo.

La película en sí misma no parece dar una respuesta clara, pero al menos podemos suponer que la experiencia del director como profesor en un correccional de menores influyó en su guion y lo ayudó a desarrollar un interés por explorar las partes más oscuras del alma humana.

Sashenka ha sido producida por la compañía ucraniana Cinemastudio. Antipode, con sede en Tel Aviv, gestiona las ventas internacionales.

(Traducción del inglés)