30/01/2023 - Jessica Woodworth transpone las cuestiones hechas por El desierto de los tártaros a una película suntuosa, ambientada en un futuro postapocalíptico que nos hace preguntas sobre nuestro presente

Obediencia. Resistencia. Sacrificio. Esas son las tres palabras clave que rigen la vida de los hombres del fuerte Kairos. Una mañana que parece igual a las demás, llega Luka, como caído del cielo, un joven francotirador prodigioso que viene a prestar asistencia a este grupo reunido en la espera angustiada de un enemigo invisible: los hombres del norte. Luka, eufórico al principio por este programa común, combatir y resistir, observa poco a poco que la extraña atmósfera que reina sobre el grupo es más una gran ilusión que una amenaza real. El colectivo, al principio impresionante, parece hundirse pronto en una especie de degeneración alimentada por un culto hacia el alto mando, cuyas órdenes nunca se ponen en duda. Cuando Luka se atreva a cuestionarlos, todo el edificio temblará sobre sus cimientos.

Luka sacará la fuerza para dudar de la amistad que mantiene con otros dos soldados, una amistad que pasa por la relación carnal, una relación intensa pero misteriosa, como si los cuerpos contaran historias que las palabras, encerradas por el mito fundacional del enemigo invisible, ya no pueden formular. Los cuerpos son los que resisten, por encima de las mentes.

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entrevista: Jessica Woodworth
ficha de la película], una visión habitada del clásico de Dino Buzzati, El desierto de los tártaros, presentada en la Competición Big Screen del IFFR, la directora Jessica Woodworth, junto con su talentosa directora de fotografía Virginie Surdej, graba estos cuerpos directamente, en constante movimiento, en 16 mm y en un blanco y negro suntuoso. Mientras los decorados intimidantes que componen el Fuerte Kairos son objeto de imágenes meticulosas, a menudo simétricas, los cuerpos, cuando no son obligados por la jerarquía, son inestables, incluso danzantes, materia fluida y decididamente indomable.

Así sentimos todo el peso de los edificios y accidentes geográficos, un dique en desuso, encontrado en Sicilia, y el Etna, amenazante. En la obra de Jessica Woodworth, los lugares son una parte integral de la dramaturgia (pensamos principalmente en la isla croata de Tito, Brijuni, transformada en sanatorio en su última película, The Barefoot Emperor [+lee también:
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ficha de la película]). Aquí, fuerte Kairos, presencia amenazante, parece respirar el lema de los lugares.

Para personificar esta historia y esta reflexión simbólica sobre la vacuidad de los conflictos que mueven a la humanidad y la necesidad de historias colectivas para controlarla, esta carga contra el absurdo militar y la lealtad del grupo a un mandato autoritario, se necesitaba un guía que acompañara al espectador. Ese es el papel otorgado a Luka, interpretado por el magnético Jonas Smulders. Junto a él, encontramos actores de diverso origen, como los excelentes belgas Sam Louwyck o Jan Bijvoets, el carismático actor armenio Samvel Tadevossian, o en un papel inesperado, turbio y fluido, a la actriz Géraldine Chaplin, que ya estuvo espectacular en la película anterior de la directora.

Luka ha sido producida en Bélgica para Bo Films por Peter Brosens (que había codirigido con Jessica Woodworth sus cinco largometrajes anteriores mientras los producía), y coproducida por Krater Films (Bélgica), Beluga Tree (Bélgica), Volya Films (Países Bajos), Domino (Armenia), Art Fest (Bulgaria), Palosanto Films (Italia). Films Boutique gestiona las ventas internacionales.

(Traducción del francés)