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IFFR 2023 Limelight

Crítica: Munch

por 

- La original pero irregular nueva película de Henrik M. Dahlsbakken está formada por otras cuatro, con cuatro perspectivas diferentes sobre el famoso pintor noruego

Crítica: Munch
Thea Lambrechts Vaulen y Alfred Ekker Strande en Munch

Qué duda cabe que no es tarea fácil rodar una película sobre un artista y hombre tan complejo como Edvard Munch (1863-1944). En su último largometraje, Henrik M. Dahlsbakken no escoge el camino más obvio, y con razón. El pintor noruego era un personaje poliédrico cuya problemática existencia sirve como perfecto trampolín para zambullirse en un discurso más amplio que gira alrededor de la naturaleza del arte, la muerte y el amor.

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, con la que se inauguró este año el Festival Internacional de Cine de Rotterdam y que se pudo ver en la sección Limelight, el director decide rodar cuatro películas en una. Cuatro actores interpretan el papel del título, y estos Alfred Ekker Strande, Mattis Herman Nyquist, Ola G. Furuseth y Anne Krigsvoll. Sus escenas no siguen ningún orden cronológico concreto, pero se diría que el montaje responde a una cuestión de conexiones temáticas. Como tal, no hay ninguna pretensión de precisión o linealidad.

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Ekker Strande interpreta a un joven y atormentado (pero también tremendamente apasionado) Munch a los veintipocos años. Si bien podemos ya atisbar (y en último término ver) los demonios que acompañarán al artista el resto de su vida, también hay un tenue enfoque de paso a la edad adulta y ciertos tintes románticos, especialmente en las escenas que se centran en su primer amor, una mujer casada llamada Milly Thaulow (Thea Lambrechts Vaulen).

Nyquist interpreta a un Munch más adulto. En este caso, el objetivo de la dirección de Dahlsbakken queda mucho más claro. Pasamos directamente de la campiña noruega del siglo XIX al Berlín de la década de los 2020. A Munch le rechazan su primera exposición en Berlín, y el pintor, que ahora tiene el aspecto de uno de miles de hípsteres que pueblan Kreuzberg, parece entrar inevitablemente en una espiral descendente. Sin duda esta parte es la más original, y regala al espectador dos de las escenas más sorprendentes de la película. En la primera, Munch va en bicicleta al atardecer por las afueras de Dublín, y el cielo parece reproducir el estilo de sus cuadros. En la segunda escena, se topa con un viejo desconocido al que vio en una rave. Este está dispuesto a darle un baño de realidad y sugiere que se olvide de sus aspiraciones artísticas. El intercambio está escrito con gran belleza y dice mucho sobre qué apuntala el arte y los impulsos creativos.

“El arte es fruto de la dicha y de la tristeza. Principalmente de la tristeza”, murmurará más adelante Faruseth, que interpreta al pintor cuando este tiene unos cuarenta años y desarrolla los temas antes descritos. Aquí vuelve a cambiar la estética y el tono de la película. Rodada principalmente en blanco y negro con un formato 4:3, estas secuencias de psicodrama muestran cómo Munch se enfrenta a sí mismo y a su pasado, al tiempo que es tratado por un terapeuta (Jesper Christensen) en una clínica psiquiátrica. Y precisamente en este contexto y con este estilo se aborda la relación entre la demencia y la creación artística.

La interpretación de la veterana Anne Krigsvoll es la menos convincente de todas. Insufla vida a Munch en sus últimos días, en medio de la ocupación nazi de Noruega. Mientras que la actriz logra, al menos hasta cierto punto, dar cuerpo al libre espíritu y la actitud de Munch, puede que al espectador le distraigan la caracterización y la voz de la actriz, que sigue sonando como la de una señora de su edad. Uno se pregunta por qué a Munch no lo interpretó Kigsvoll como una mujer mayor, en vista de que, de todas formas, a lo largo de gran parte del metraje ya hemos tenido que obviar lo que ven nuestros ojos.

El final gira alrededor del duende de Munch y de la inmortalidad de las obras de arte. No obstante, está plasmado de una manera demasiado obvia, y en este caso habría valido la pena haberlo abordado con algo más de valentía.

Munch está producida por el equipo de The Film Company (Noruega), con sede en Hamar. Viaplay Content Distribution está al frente de sus ventas internacionales.

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(Traducción del inglés por Marcos Randulfe)

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