14/03/2023 - Lucie Borleteau se atreve con un cuento de hadas pop, una comedia romántica divertida y desacomplejada que le quita hierro al mundo del striptease, retratado de una forma tan dócil como inflamable

Para la joven e indecisa estudiante de doctorado Manon, el striptease, lejos de ser —solo— una actividad sórdida que realiza como último recurso para llegar a fin de mes, supone también un medio que le permite explorar su relación con el deseo. Justo cuando piensa que lo que está haciendo al entrar en esta guarida de la sensualidad es explorar su potencial para suscitar su deseo, se encuentra con un deseo de otro tipo que la invade por completo. Pensaba que allí se toparía con mujeres tóxicas, pero en realidad se trata de hadas y musas, amigas y amantes. La película se inicia con una bailarina que nos invita, de cara a la cámara y de manera hipnótica, a entrar en su pequeña casa de juegos eróticos, no en busca de amor, "aquí no lo vas a encontrar" (miente), sino de la confrontación con nuestros deseos más profundos. Todas estas luces, esta puesta en escena y el cuidado de los trajes y la coreografía nos transportan a una especie de metaverso en el que reinan las strippers que han escogido su propio destino y ponen su cabeza y corazón al servicio del deseo. Se trata de un puñado de mujeres generosas que se dedican a proveer placer y alegría y que han creado un espacio de libertad para sí mismas, de manera que los cuerpos desnudos y las fantasías se regocijan.

La película no tiene filtros de ningún tipo; los cuerpos se muestran en todo su esplendor, experimentando y simulando el placer, testigos del amor lésbico entre mujeres y de la excitación que provocan en los hombres. La trama en torno a la que se desarrolla À mon seul désir [+lee también:
tráiler
ficha de la película], el tercer largometraje de Lucie Borleteau, que se ha estrenado a nivel mundial en la 38ª edición del Love International Film Festival de Mons, es la de una atracción irresistible, un amor a primera vista entre Manon y Mia (una aspirante a actriz en proceso de practicar sus dotes interpretativas ante el público). La relación entre ambas se caracteriza tanto por la profunda amistad como por el amor incontrolable. El problema es que, si bien Manon sale ganando con todos estos juegos de amor y azar, Mia tiene mucho que perder.

Este teatrillo de cuerpos y seducción representado en la primera mitad de la película va dejando paso a otras cuestiones más complejas a medida que la comercialización del deseo empieza a trasladarse más allá de las paredes. La película no oculta ni los riesgos inherentes a esta profesión, propios de la tentación no "del dinero fácil, sino del dinero rápido"; ni la fina línea que separa las actuaciones eróticas de la prostitución, las situaciones volátiles, las agresiones físicas o las violaciones. No obstante, las heroínas de este cuento de hadas moderno toman las riendas de su deseo, reivindicando su derecho a la libertad tanto corporal como sexual. "Salid fuera chicas, vosotras sois las que decidís vuestros límites".

Y por otro lado está el amor, que "crece como la mala hierba, en los rincones más insospechados". Aunque da un poco la sensación de que la historia deriva en todo momento a la parte final de la película y de que el desenlace parece tardar en llegar, la alegría acaba reafirmándose, de manera que se traduce en un final lleno de júbilo, placer y sororidad. Y es que, aunque À mon seul désir gira en torno a la exploración de la vida erótica de Manon y de su encuentro con Mia —todo ello en un tono que no acaba de decantarse ni por la comedia romántica ni por la dramática—, lo que recordaremos al salir del cine serán tanto las atrevidas interpretaciones de Louise Chevillotte y Zita Hanrot como las alegres y sensuales escenas de sororidad que unen a las chicas.

À mon seul désir es una producción de Apsara Films. La distribución francesa (a partir del próximo 5 de abril) y las ventas internacionales corren a cargo de Pyramide.

(Traducción del francés)