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GLASGOW 2023

Crítica: Typist Artist Pirate King

por 

- La británica Carol Morley confía en su actriz principal Monica Dolan la responsabilidad de llevar al público en un road trip imaginario a través de la vida de la "artista outsider" Audrey Amiss

Crítica: Typist Artist Pirate King
Kelly Macdonald (izquierda) y Monica Dolan en Typist Artist Pirate King

Tras el semidocumental de 2011 Dreams of a Life [+lee también:
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, que exploraba la vida de una mujer cuyos restos fueron descubiertos más de dos años después de su muerte, la directora británica Carol Morley vuelve a tratar el tema de aquellos a los que la sociedad ha dejado desatendidos. En esta ocasión, Morley aborda la vida de la artista Audrey Amiss, que —aunque elogiada desde su muerte a los 79 años en 2013— pasó gran parte de su vida sin reconocimiento alguno, en parte debido a su constante lucha contra una enfermedad mental. En Typist Artist Pirate King [+lee también:
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—titulada así por lo que Amiss (una prolífica viajera durante toda su vida) puso en su pasaporte como ocupación—, Morley nos transporta a un viaje imaginario por una carretera que representa la vida de Amiss, un viaje a través del cual tiene la intención de devolver a la artista, a menudo olvidada, al lugar que le corresponde en la historia. Tras estrenarse en en el Festival Black Nights de Tallín en 2022, el Reino Unido ha presenciado recientemente su estreno en el Festival de Glasgow.

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Audrey Amiss (Monica Dolan), atormentada por los problemas derivados de la esquizofrenia, permanece encerrada en su piso de Londres, rodeada de sus obras de arte, que van desde álbumes llenos de notas, cartas y recortes de envases de comida hasta numerosos bocetos inspirados en la vida cotidiana. Su arte es prolífico, pero su existencia parece solitaria. A través de su singular sentido de la persuasión, Audrey convence a su enfermera psiquiátrica, Sandra (Kelly Macdonald), para embarcarse en un viaje por carretera a Sunderland, la ciudad natal de Audrey, donde espera poder exponer su obra en una galería local. Mientras las dos, mano a mano, se dirigen hacia el norte de Inglaterra, Audrey —en uno de sus episodios de manía— empieza a revelar más cosas sobre su vida, desde el tiempo que pasó en pabellones psiquiátricos hasta un misterioso episodio de su adolescencia. ¿Qué les aguarda cuando lleguen a su destino?

Hay muchos momentos en la película (como la disposición de Sandra a seguir el plan de Audrey) que sobrepasan los límites de la credulidad, pero está claro que se trata de una elección estilística, ya que Morley juega constantemente con muchos de los principios del realismo social británico. Hay varios momentos concretos del viaje —como el inquietante encuentro de Audrey con un conductor de mala muerte o su "coronación" por parte de los que juegan al juego de guerra— que parecen pequeñas fábulas, encuentros conjurados por la imaginación de Audrey mientras vaga por los complejos desfiladeros de su mente. Sin embargo, también hay momentos que nos devuelven a la cruda realidad (como su encuentro con la policía tras otro de sus "episodios" en un hotel) y nos recuerdan que la enfermedad mental de Audrey no es algo que deba idealizarse como musa creativa. Morley coquetea entre estos dos mundos, ofreciéndonos tanto lo onírico como lo real.

En ocasiones, puede dar la sensación de que se trata de una película algo entrecortada e inconexa, ya que, aunque la narración ofrece cierta cohesión, es Dolan la que se encarga de encajar todas las partes del puzle. Y es que Dolan, que sigue siendo una de las actrices más infravaloradas del Reino Unido, está brillante en su papel de masa de contradicciones, ira temible y vulnerabilidad desgarradora.

Aunque se trata en gran medida de una carta de amor a Amiss y a su obra, también constituye una dura crítica al establishment artístico británico y a la sociedad en general. De hecho, a pesar de que su enfermedad mental —real, por cierto— supuso lógicamente un gran obstáculo (aunque en parte causado por su maltrato crónico en los hospitales), la película sugiere que el hecho de que Amiss fuera mujer y del norte dificultó todavía más su posterior carrera. Aunque a veces puede resultar un poco desordenada y caótica, la pasión y el ímpetu constantes dotan a la película de un corazón auténtico.

Typist Artist Pirate King es una película británica realizada por Cannon and Morley Productions en asociación con MBK Productions. Sus ventas internacionales corren a cargo de Metro International Entertainment.

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(Traducción del inglés)

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