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MONS 2023

Crítica: Le Cours de la Vie

por 

- Con su nuevo largometraje, Frédéric Sojcher se (y nos) plantea cuestiones sobre la porosidad entre la vida y el cine

Crítica: Le Cours de la Vie
Agnès Jaoui y Jonathan Zaccaï en Le Cours de la Vie

Frédéric Sojcher, en Le Cours de la Vie [+lee también:
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ficha de la película
]
, su quinto largometraje estrenado en la competición internacional de la 38ª edición del Love International Film Festival de Mons, nos invita abordar la vida como si fuera una película, y el cine como si fuera la vida.

El director de la École Nationale Supérieure de l'Audiovisuel invita a la afamada y exitosa guionista Noémie (Agnès Jaoui) a dar una clase magistral a sus alumnos de último curso. Naturalmente, es todo un honor para la autora, así como una responsabilidad, pero también, y quizás sobre todo, se trata de una magnífica oportunidad para retomar una historia inacabada que había empezado a escribir 30 años antes.

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Y es que Vincent (Jonathan Zaccaï), el director de esta escuela de cine, no es otro que el primer gran amor de Noémie, al cual amó con locura y con el cual comenzó su otra gran historia de amor, la del cine. Después de haber sido compañeros de armas en la escuela, sus caminos personales y profesionales se separaron. Un largo día de primavera en el que toda esperanza parece poder cumplirse, en el que los sentimientos están a punto de renacer y los romances de florecer, Noémie ronda a un Vincent que trata de evitarla al principio, pero que finalmente acaba sucumbiendo ante el resurgir de sentimientos antaño enterrados.

Este modus operandi tan efectivo se basa en una idea muy simple: el cine es vida y la vida cine, de manera que se entrelazan realidad y ficción constantemente. Noémie retoma la narración de su historia de amor justo donde la había dejado años atrás. La clase magistral constituye una oportunidad para volver a esa historia que nunca se zanjó y que quedó en suspense, quizá como el comienzo de una explicación. Este desengaño también se hace eco de los problemas de los alumnos, cuyas preguntas, a su vez, se hacen eco de las de sus mayores.

El cine desempeña el papel de poner tierra de por medio con las neurosis y los traumas, al mismo tiempo que los coloca en el punto de mira. Tal vez se trate de una pudorosa forma de dirigirse a Vincent por parte de Noémie, así como una forma de afrontar el presente para los estudiantes. La luz cegadora del exterior en el mundo real, que parece entorpecer e incomodar a Vincent y Noémie cuando se cruzan, contrasta con la oscuridad del aula —y del cine—, que ofrece un escenario privilegiado para su intento de retroceder al pasado y, tal vez, de hacer las paces con sus recuerdos.

Le Cours de la Vie, con su estructura clásica (destaca la banda sonora del compositor Vladimir Cosma, que constituye un homenaje a cierta idea del cine) y su montaje sencillo (unidad de tiempo y lugar), santifica el cine, la escuela de la vida. La figura de la carta de amor es fundamental en la película, por lo que cabe preguntarse si no es eso también lo que pretende transmitirse a través de la propia película: una carta de amor al cine y a su poder catártico.

Tabo Tabo Films, Sombrero Films y Lamarr Films se han encargado de la producción de Le Cours de la Vie. La película se estrenará el 10 de mayo, distribuida por Jour2fête en Francia y por Rockstone Films en Bélgica.

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(Traducción del francés)

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