email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

FIFDH GINEBRA 2023

Crítica: My Name Is Happy

por 

- La cinta de Ayşe Toprak y Nick Read narra la increíble historia de Multu, una adolescente kurda con un vozarrón que sobrevive milagrosamente a un intento de homicidio

Crítica: My Name Is Happy

Aunque la historia narrada por la directora turca Ayşe Toprak y el aclamado documentalista británico Nick Read pueda parecer insólita, la violencia que la acompaña es tristemente banal. De hecho, innumerables casos de feminicidio asolan una sociedad turca corrompida por una lógica patriarcal que destruye todo lo que encuentra a su paso. My Name Is Happy [+lee también:
entrevista: Nick Read y Ayse Toprak
ficha de la película
]
, presentada en competición en la sección de documentales de creación del FIFDH de Ginebra, en la que se hizo con el premio del jurado joven y donde, en la sección de industria, se llevó el StoryBoard Impact Award, es una película que pone el foco en el punto de vista de las víctimas, poniendo de relieve el daño causado por un binarismo de género estereotipado y cruel.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

Multu, la protagonista de la película, es una adolescente kurda que vive en el sudeste de Turquía. Aunque de las primeras imágenes se puede deducir que hubo un antes y un después en su vida (las primeras notas que canta no parecen coincidir con la voz cristalina que tenía cuando era más joven), el horror mezclado con asombro que se siente al descubrir lo que realmente le ocurrió es, no obstante, inmenso. Multu, como todos los miembros de su familia, lleva toda la vida cantando, pero es su participación en un famoso talent show lo que hace que su carrera en la industria musical parezca estar empezando a llegar a buen puerto. Sin embargo, de vuelta a casa para prepararse para la final del concurso, su sueño se trunca bruscamente. El final a esta historia que parecía un cuento de hadas no lo pone la bruja malvada, sino un pretendiente al que Multu había rechazado y que llevaba un tiempo acosándola.

Las secuelas de la tragedia se documentan con una serie de dolorosas imágenes de Multu en el hospital, donde se debate entre la vida y la muerte al mismo tiempo que se da cuenta de que no solo ha perdido la movilidad, sino también la voz. Lo que se crea a partir de ese momento es una red de apoyo en la que las mujeres actúan, luchan y afrontan el día a día de frente, y los hombres se esconden tras un dolor que no se les permite expresar. Es precisamente a través de esta dicotomía de comportamientos como la película plantea una construcción de género cruel y absurda, con consecuencias que acaban resultando fatales con demasiada frecuencia. Justo cuando parece que el horror ya no puede ir a más, otro drama absurdo golpea a Multu y a su familia, como para subrayar la dificultad de salir de una espiral de horror que se alimenta de sus propias contradicciones.

Aunque My Name Is Happy expone de manera acertada el punto de vista de las víctimas, las reacciones de los hombres que la rodean (el hermano y el padre) contribuyen a estructurar un discurso que no se limita a la oposición simplista entre hombres y mujeres. Entre la incapacidad de actuar debido a un dolor aprisionado en el corazón del padre y la expresión de indignación del hermano ante una diferencia de género con la que está claramente en desacuerdo, la película muestra cómo el diálogo entre el oprimido y el opresor parece ser la única vía de salida posible para escapar del horror. En su lucha por poder volver a cantar, Multu se da cuenta de que ahora tiene una voz diferente, y es con ella con la que se dispone a luchar.

My Name Is Happy ha sido producida por October Films y coproducida por Red Zed Films. Autlook Filmsales se encarga de las ventas internacionales.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

(Traducción del italiano)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy