email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

VILNA 2023

Crítica: Remember to Blink

por 

- El largometraje de Austėja Urbaitė es un sólido estreno que gira en torno a los choques culturales y la posesividad de los padres

Crítica: Remember to Blink
Inesa Sionova y Ajus Antanavicius en Remember to Blink

Tras su estreno mundial en el Festival de Cine de Varsovia en 2022, la ópera prima de Austėja Urbaitė, titulada Remember to Blink [+lee también:
entrevista: Austėja Urbaitė
ficha de la película
]
, se ha proyectado recientemente en la competición principal del Festival de Vilna. La historia gira en torno a una pareja francesa, Leon (Arthur Igual) y Jacqueline (Anne Azoulay), que están a punto de adoptar a dos niños lituanos, Rytis (Ajus Antanavicius) y Karolina (Inesa Sionova).

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

La pareja vive en una espaciosa casa de campo y decide contratar a una joven estudiante lituana, Gabriele (Dovile Kundrotaite), para ayudarles como traductora e intérprete. La chica deberá vivir con ellos durante un tiempo y ayudar a los niños a adaptarse a su nuevo entorno. Urbaitė establece una especie de idilio familiar, pero es obvio que esta apacible situación no durará mucho. Algunas pequeñas pistas, insinuadas a lo largo de la película, nos llevan a cuestionarnos si la pareja (y Jacqueline) están realmente preparados para adoptar a dos niños, o si están suficientemente familiarizados con su cultura. Por ejemplo, en una escena concreta, Jacqueline le cuenta a Gabriele que decidió adoptar a dos niños lituanos tras fracasar a la hora de adoptar a uno letón, porque “su abuela era rusa” y “los lituanos no son tan diferentes de los rusos”.

Cuando llegan los dos niños, las cosas se vuelven cada vez más caóticas. Rytis y Karolina ven a Gabriele como a una hermana mayor y desarrollan un fuerte vínculo con ella. Mientras tanto, Jacqueline parece apurar demasiado las cosas, tratando de imponerles nuevos nombres franceses a los niños y ordenando a Gabriele que les hable solo en francés.

Se trata de un interesante giro narrativo, que parece aproximarse a una nueva e inusual forma de “neocolonialismo” que se desarrolla en un pequeño entorno familiar. A simple vista, parece una actitud molesta y condescendiente, con poco significado político, pero podemos percibir (aunque de forma bastante sutil) un choque cultural entre los prejuicios de Europa Occidental sobre Europa del Este y la realidad que vive esa región del continente. Desde el punto de vista de la dramaturgia, las interacciones de los personajes están bien equilibradas y resultan creíbles, y este rasgo “neocolonial”, más visible en Jacqueline que en Leon, funciona como un añadido creíble a su personalidad posesiva y controladora.

Dicho esto, durante la segunda mitad de la película, Urbaitė logra sorprendernos, mostrando gradualmente el carácter polifacético e irracional de sus protagonistas, llevándonos a cuestionar las ideas preconcebidas de paternidad, hermandad y amistad. Además, no descubriremos demasiado sobre el pasado de los personajes, pero llegaremos a saber lo suficiente para entender lo que está ocurriendo y por qué.

En términos generales, la ópera prima de Urbaitė es un largometraje verdaderamente logrado que consigue mantener enganchado al espectador gracias a la imprevisibilidad de sus personajes, unos diálogos cortantes y unas interpretaciones decentes. En lo que se refiere al apartado técnico, la película presenta una dirección de fotografía excelente. Concretamente, los planos luminosos del idílico entorno natural que rodea la casa, filmados por Julius Sičiūnas, generan un marcado contraste con el tenso ambiente familiar en el que acaban viviendo los dos niños y Gabriele.

Remember to Blink es una producción de la lituana Fralita Films.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

(Traducción del inglés)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy