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PELÍCULAS / CRÍTICAS

Semen, una historia de amor

por 

- Inés París y Daniela Fejerman confirman su compromiso con temas sociales y actuales : en Semen, una historia de amor, se atreven con el tema de la inseminación en Vitro

Pareja ganadora, no se cambia. Inés París y Daniela Fejerman confirman su compromiso con temas sociales y actuales: en A mi madre le gustan las mujeres trataban el lesbianismo, mientras que en Semen, una historia de amor, se atreven con el tema de la inseminación en Vitro. Todo un ejemplo de comedia al estilo europeo.

Tras el éxito de A mi madre le gustan las mujeres, el dúo vuelve con Semen, una historia de amor, coproducción entre Bocaboca Producciones S.L., España y Future Films Limited, UK.
Una comedia de sabor agridulce en la que el azar juega con el destino de todos sus protagonistas: Serafín (Ernesto Alterio), el cuadriculado biólogo atado a la razón. Ariadna (Leticia Dolera), la trapecista convencida de que sólo la magia y la pasión pueden mover el mundo. Y el estrafalario padre de Serafín (Héctor Alterio), su particular compañero de piso.

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La película arranca con la infancia de Serafín en los años 70, escenificados como la época de la muerte de los ideales de amor puro y del triunfo del concepto de interés privado. Con una hábil elipsis saltamos hacía el presente para entrar en el mundo de Serafín adulto, un experto en inseminación artificial y tremendamente maniático. El trabajo de Serafín se centra en minúsculos elementos cuya única medida de calidad es la velocidad: los espermatozoides. Los hay para todos los gustos: rápidos, perezosos, cansados…
Todo comienza cuando Serafín conoce y se enamora de Ariadna, una paciente de la clínica donde trabaja, que se está sometiendo a un tratamiento de inseminación artificial. El primer intento fracasa y la chica se queda sola y desconsolada, con miedo a seguir intentándolo por falta de dinero. Serafín se compromete a encontrar el mejor esperma que jamás se haya usado y, tras días de análisis, encuentra “el semen perfecto”, pero la ampolla de semen se rompe y deja salir todo su precioso contenido. Serafín, héroe del microcosmos, está dispuesto a sacrificarse personalmente aportando su propia semilla para hacer feliz a su princesa. Tropiezo tras tropiezo, Serafín conseguirá enamorar a Ariadna, la trapecista suspendida entre el cielo y la tierra, entre el amor y su trabajo.

Semen es una comedia 100% europea, en la que las directoras no han cedido a la tentación de hacer reír con obvios localismos para crear un mundo en el que cualquier europeo pueda identificarse. Quizás la taquilla nacional no las premie, pero Semen tiene grandes potencialidades a nivel internacional. Si algo se les puede recriminar, es haber creado un mundo tan al límite, que al principio de la película cuesta creerse los personajes tales y como son. Por esto, Semen es una película para los amantes de la comedia, también nostálgicos, a los que las direcoras dedican un homenaje al Show de Benny Hill.

Ernesto Alterio confirma sus dotes para la comedia, sobre todo junto a Héctor, su padre en la vida real y en las películas. Dentro del mundo del cine español ya se habla de dinastía Alterio: el padre Héctor y los dos hijos Ernesto y Malena, famosa gracias a la serie de televisión "Aquí no hay quien viva".

En Semen tenemos el placer de descubrir una Leticia Dolera, hasta ahora actriz de serie de televisión para adolescentes, renovada y más madura. Una profesional capaz de interpretar a dos personajes (Ariadna y Penélope) diametralmente opuestos en sus caracteres y maneras de actuar.

Dos maneras de interpretar y dos mundos distintos: Ernesto Alterio, actor por herencia con un estilo efectista pero muy poco personal y Leticia Dolera, self made woman, capaz de reciclarse en un papel cuya intensidad toca niveles inesperados que nos hacen replantear el concepto de "herencia artística".

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