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Sandro Rulli, Stefano Petraglia • los guionistas

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Stefano Petraglia: "El guión no fue construido según las reglas clásicas. En la primera parte tenía tiempos dilatados, contados de una manera plana, sin desencadenamientos, hasta la caída del niño en el agua. Allí, de un filme que parece casi la crónica de un verano, todo cambia, se pasa a un filme de aventura. Luego, en un tiempo breve, se vuelve aun otra cosa, y así en adelante. El escenario fue escrito pensando a una especie de deslices de una situación a otro. Además, a partir de un cierto punto, nos dimos cuenta – sin decírnoslo – que estábamos pensando el filme entero como última escena."

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Sandro Rulli: "Inicialmente el momento del viaje era más central. Marco Tullio non quería hacer una película sobre el "problema" de la inmigración sino relatar un encuentro entre culturas de adolescentes inocentes. La inocencia permite a los personajes encontrarse más allá, con la edad, todo se habría vuelto más complicado. Así hemos centrado el filme sobre el triángulo de los muchachos, mientras que la parte en el mar se redujo."

Stefano Petraglia: "Marco Tullio tuvo dos buenas intuiciones. La primera, en fase de escritura, tenía que ver con la idea del protagonista, que según él tener que estar al límite de la pubertad, sin "consciencia" de su propia sexualidad. La edad en la cual se tienen turbamientos pero no se es capaz aun de darles un nombre. La segunda buena intuición fue cuando eligió a Matteo Gadola. Cuando vimos las pruebas de los posibles candidatos tuvimos opiniones distintas. A mi, por ejemplo, Matteo me parecía demasiado autónomo, autosuficiente, "resuelto". Me preocupaba un poco. Me equivocaba."

Stefano Petraglia: "El filme es exactamente el contrario de la mala televisión, en cuanto los “buenos” no son verdaderamente "buenos" y los "malos" no son verdaderamente malos. No me imagino las reacciones del público. Se que los personajes del filme se hacen amar. El niño, mientras lo miraba en la oscuridad de la sala, me ha conquistado más que mientras lo escribía. Y la niña me ha tocado profundamente. La mirada que dirige a Sandro, poco antes del final, es – para mí – la mirada con la cual todos ellos nos miran. Espero que el público, a partir de los ojos de Alina, pueda salir del cine llevándose a casa algo que antes no tenía, que antes no sabía."

Sandro Rulli: "Hay dentro nuestro una especie de línea gris con la cual dividimos los llamados "inmigrantes buenos" de los "inmigrantes malos". Como cuenta el obrero de color a Sandro, la vida es mucho más complicada. A través de la mirada del niño, miramos a estos inmigrantes como a un misterio. Ciertas cosas las entendemos, ciertamente otras no. Por ejemplo Sandro no entiende – o no quiere entender sino al final – la relación entre Radu y Alina. Pero el problema para Sandro no es tanto saber si son hermanos o amantes sino entender el sentimiento que prueba por los dos. Sobretodo cuando, al final, descubre a Alina muy diferente de cuanto siempre la ha creído."

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(Traducción del italiano)

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