07/09/2006

Efervescencia de parte de los exhibidores franceses después de la publicación ayer por el Centro Nacional de la Cinematografía del informe Goudineau : ¿Adiós a la película? la importancia de la proyección digital. A la demanda de Véronique Cayla, la directora general del CNC, con el fin de evitar una futura fractura entre los grandes circuitos y las salas Arte y Ensayo, el estudio muy completo de Daniel Goudineau analiza lo que está en juego, las opciones técnicas, estrategias y económicas que se barajan frente a una mutación actualmente en fase de experimentación pero cuyo proceso parece acelerarse.

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Destacando que a término, las economías esperadas sobre el tiraje de copias gracias a la proyección digital serán en principio masivas (sobretodo para las películas a tiraje importante), el informe señala en preámbulo la falta de visibilidad sobre el costo real de los materiales, hoy con un costo excesivo del digital en relación las instalaciones 35 m/m. Y a pesar que de lo que está en juego es enorme para las nuevas industrias técnicas antiguas y nuevas (laboratorios de post-producción, fabricantes de proyectores, especialistas de la tele-transmisión protegida...), la prudencia es por el momento obligatoria: productores y distribuidores de películas desean conservar el control de las obras, y los exhibidores el de su programación. Iniciada en los Estados Unidos con 800 salas de cada 66.000 equipadas (pero sería necesario 12 años para equipar todo el conjunto americano a un ritmo provisional optimista), la proyección numérica solamente se refiere por ahora a menos del 1% de las salas en el mundo (1500 sobre 165 000). Por otra parte, dado que actualmente se limitó la capacidad de producción a un máximo de 5000 proyectores digitales por año, este estrecho mercado de equipamiento profesional se presenta como un territorio que los fabricantes tienen interés en penetrar a largo plazo.

Esta constatación implica para los diez próximos años un mundo mixto 35 m/m y digital, un período clave para preservar la diversidad de las empresas y del cine. En efecto, la precomposición industrial, consecuencia de esta mutación, podría tener fuertes consecuencias con la llegada de los actores de la informática y de las redes y, la reposición de las industrias tradicionales del sector: cada uno quiere apropiarse de la profesión del otro. Además, el fenómeno constituirá una interrogación sobre la identidad de la sala de cine con posibilidades de desarrollo de la diversidad cultural, pero también el riesgo de una "Big Brotherisation" de la distribución de los filmes. Tantas reflexiones muy detalladas (el informe se puede descargar integralmente en la página del CNC) que permitieron a Daniel Goudineau establecer una serie de recomendaciones para el caso francés (ver la segunda parte del articulo).

(Traducción del francés)