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Suecia - Subsidios para una producción en apuros (noviembre 2003)

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Subsidios para una producción en apuros

Tras dos años de esplendor comercial y de disfrutar de las nuevas energías de cineastas innovadores y productores emprendedores, la industria cinematográfica sueca se prepara para enfrentarse a un período de incertidumbre: la falta de subsidios a la producción ha roto el flujo de películas suecas y se requieren medidas urgentes para volver a poner en marcha la maquinaria productiva. A la espera de una nueva reglamentación cinematográfica, que entrará en vigor en 2004, los productores, el Instituto Sueco de Cine y las asociaciones de profesionales del sector han empezado a negociar con el gobierno para garantizar, en los próximos meses, el desarrollo de propuestas concretas que salven al sector productivo de una falta de financiación endémica.
Mientras, el aplauso del público en las salas sigue creciendo, el nuevo éxito de Joseph Phares, Kopps ha asegurado para la producción local una buena tajada del mercado sueco de este año y, afortunadamente, la creatividad parecer gozar de buena salud.

1. Colas para hacer películas

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En la mayor parte de los países nórdicos, con una fuerte tradición socialdemócrata, la gente hace colas en estos días no para comer, sino para hacer películas. Esta lamentable situación llegó a su cenit el año pasado cuando los subsidios estatales –fundamentales para la supervivencia de la industria del cine en los países pequeños- se redujeron, llevando a toda la cadena de producción a un punto muerto. Ha pasado la euforia del año 2002, cuando tras una década de oscuridad la industria local comenzó a recuperar la seguridad gracias a una nueva oleada de autores (Lukas Modysson, Joseph Pahres) y productores emprendedores (Lars Jönsson, Peter Possne, Christer Nilsson y Peter Hilltunen, entre otros), responsables de una saludable inyección de energía a la industria cinematográfica local que contribuyó a aumentar la popularidad del cine sueco (un 26% de cuota de mercado). El 2000 fue también el año del largamente esperado Acuerdo del Cine entre la industria sueca y el gobierno, que puso el acento en la necesidad de contar con un apoyo más decidido por parte del Estado y de las cadenas de televisión suecas, y que ofreció suministrar a la industria del cine un total garantizado de 100 millones de coronas suecas.

En términos de subsidios económicos, además de las asignaciones por anticipado para producir una película, se introdujo, para los productores, un nuevo sistema de apoyo garantizado ligado al público por un valor de 50 millones de coronas suecas, pagado en función de la recaudación en taquilla, y un cierto número de inversiones privadas. A sólo un año de su creación, el nuevo sistema de financiación empezó a mostrar más problemas que ventajas. Por ironías del destino, a causa de demasiados e inesperados éxitos (incluidos los de Jalla Jalla y Together), las reservas del fondo ligado al público empezaron a menguar y paralizaron todo el aparato productivo. Peter Hilltunen (Illusion Film), uno de los muchos productores afectados por la imprevista congelación de los subsidios, afirma que hay que cambiar todo el sistema de financiación ligado al público y que las ayudas y el dinero son hoy mucho menores que en un principio. “Se ha creado un círculo vicioso, pues los inversores interesados en financiar proyectos que podían tener acceso a estos subsidios han dado marcha atrás, ya que no podemos garantizar cuando podrán recuperar parte del dinero, por lo que dependemos de la recaudación en taquilla y estamos muy expuestos en el aspecto financiero”. La difícil situación mejoró ligeramente en septiembre pasado, cuando el gobierno sueco puso a disposición un inesperado paquete de ayudas de 80 millones de coronas suecas para mantener en forma al sector productivo hasta la firma del próximo Acuerdo del Cine para 2004. Para Peter Herald, vicedirector del Instituto Sueco de Cine, este vital apoyo gubernamental ha mejorado la situación pero “no es suficiente”. “Si se quiere tener un sistema de ayudas como el de los subsidios ligados al público, con un capital de riesgo garantizado, hay que aumentar el importe de los fondos”, dice. Según él, las negociaciones entre asociaciones de operadores, directores, productores y el SFI y el gobierno están ya en curso y todas las partes acordarán unas propuestas concretas para ayudar a la industria cinematográfica sueca antes del Acuerdo de 2004. Hilltunen, que preside la Asociación de Productores Cinematográficos Suecos, dice que la asociación presionará para que las ayudas ligadas al público pasen de los actuales 50 a 75 millones de coronas suecas garantizadas anualmente: “Analizaremos también modalidades alternativas para atraer inversiones en el mercado del cine, y así intentaremos reducir el peso de los subsidios estatales en la financiación del cine sueco”.

2. Trollywood

Como resultado de la crisis de las ayudas, los productores independientes se vieron obligados a aumentar sus inversiones y riesgo, pero el lado positivo residió en una mayor participación financiera por parte de algunos distribuidores locales –como los ejemplos notables de Sonet Film, el mayor distribuidor de cine sueco, y de Triangelfilm- que ofrecieron un mínimo garantizado más alto a las producciones nacionales, y en la continua labor de los fondos regionales que aumentaron su participación contribuyendo con un 10 a 12 por ciento de la financiación al cine en 2002.

De modo especial, Film i Väst (FIV), centro cinematográfico regional de Suecia occidental se ha convertido, desde su creación en 1992, en el socio más activo de las coproducciones escandinavas, participando en los últimos años en la mitad de todas las películas rodadas en Suecia. Productoras importantes como las suecas Memfis Film (productora de las películas de Lukas Modysson y de Joseph Phares), Sonet Film (Everyone loves Alice), Illusion Film (Before the Storm) y la danesa Zentropa Productions han abierto oficinas en el centro de producción de FIV en Trollhättan, y un total de 153 compañías de cine y televisión se encuentran en la región, apodada ahora “Trollywood”. “Hemos logrado construir una industria cinematográfica en una pequeña ciudad sueca, algo que todos consideraban imposible -afirma con orgullo Tomas Elkinsson, director de FIV-. En mayo de este año empezaremos a construir un estudio de sonido nuevo más grande y varias oficinas para las nuevas compañías. Cumpliremos así con un paso más hacia nuestro objetivo: convertirnos en la región cinematográfica más dinámica de Europa”.

Con un total de 7,5 millones de euros de presupuesto anual, incluidos 5 millones para largometrajes, FIV coprodujo unos 15 largometrajes en 2002, entre ellos Dogville de Lars von Trier, Kopps de Joseph Phares (637.000 espectadores hasta hoy), Skagerrak de Søren Kragh-Jacobsen y Details de Kristian Petri. Actualmente se producen en Trollhättan The Third Wave, primera película en lengua inglesa de Anders Nilsson, y Mamma, Pappa, Barn de Kjell-Åke Andersson.

A pesar de la disminución en el número de películas suecas realizadas en 2002 (22) con respecto a 2001 (25) y con el año récord 2000 (36), y del hecho que el año 2003 probablemente verá solamente una docena de nuevas producciones, la creatividad sueca nunca ha sido tan vital y ecléctica como ahora. Cineastas talentosos provenientes de generaciones distintas ofrecerán en los próximos meses al público sueco e internacional una prueba de sus creaciones más recientes, como la esperada Saraband del maestro Ingmar Bergman; Kom Igen (Ven otra vez) de Reza Bagher; Ondskan (Mal) de Mikael Håfstrom; la comedia romántica de Lisa Ohlin Till fallig Fru Sokes; Paradise del candidato al Oscar Colin Nutley (Under the Sun) y Smala Sussie de Ulf Malmros (A Summer Tale).

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