19/05/2008

El debut como directora de cine de Ursula Meier, Home [+lee también:
crítica
tráiler
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entrevista: Ursula Meier
ficha de la película], ha sido proyectado ayer como parte de la Semana de la Crítica en Cannes. Esta coproducción de Suiza, Francia y Bélgica, que cuenta con Isabelle Huppert y Oliver Gourmet en el reparto, confirma el talento y la ambición de su autora, cuyos documentales (Autour de Pinget y Pas les flics, pas les Noirs, pas les Blancs) y el telefilme Des épaules solides ya le habían forjado una sólida reputación.

Retomando la expresión de Ursula Meier, Home parece una “película de carrretera al revés”. En pleno campo, un padre, una madre y sus tres hijos viven felices al borde de una autopista abandonada desde hace diez años. Cuando las obras se terminan y empiezan a circular los primeros coches, se organiza la resistencia.

La casita en el prado contra la desagradable carretera que transporta estruendo y contaminación: la metáfora parece límpida y la comparación algo maniquea, pero el objetivo de Home está en otra parte, es sobre todo interior. Ya que el trafico trastornará el equilibrio de esta familia unida. Incapaces de renunciar a su isla, los Robinson del asfalto se empecinan de manera insensata, hasta perder la razón.

La puesta en escena acompaña maravillosamente el fluir del relato, la cámara al hombro y el montaje contrastado de las primeras secuencias que dan paso a una realización más estática y más discreta. La escala de los planos como la composición de las imágenes (una vista desde una ventana que dibuja un marco en el marco, etc) significan el aislamiento de los personajes. Y la magnífica fotografía firmada Agnès Godard, fiel jefa operadora de Claire Denis, cristaliza aún su descenso al infierno: los paisajes luminosos y los colores vivos del principio sucumbirán a la insondable oscuridad.

El cineasta presta también una gran atención a la banda sonora. Ruidos de motor y chisporroteos de la radio ya no son más que los ecos de un mundo exterior nocivo, opuestos al sosiego de la naturaleza que rodea la casa. La música, que va desde composiciones clásicas al heavy metal pasando por Django Reinhardt y Dean Martin, desempeña un papel dramático esencial en el eclecticismo más placentero.

El gusto de las mezclas se encuentra también en el tono de la película, un drama con acentos cómicos o poéticos, y en su manera de escapar a las etiquetas y a las referencias cinéfilas (lo que no impide pensar en Week-end, de Jean-Luc Godard, o Septième continent, de Michael Haneke). Con esta película de autor magistralmente dirigida, radical sin ser austera, Ursula Meier aporta una piedra preciosa a la casa del cine europeo.

(Traducción del francés)