Un (pequeño) milagro durante el crepúsculo del colonialismo en Indochina
El director Rithy Panh, nacido en Camboya pero afincado desde hace más de 30 años en Francia, vuelve a ocuparse de la historia reciente de su país de origen en su último largometraje, Un barrage contre le Pacifique [+lee también:
tráiler
ficha de la película] (The Sea Wall), presentado esta mañana en la tercera edición del Festival Internacional de Cine de Roma, donde se encuadra en la Sección Oficial en concurso.
El director, especialmente conocido por su labor en el género documental (S-21: La máquina de matar de los jemeres rojos, 2003), ha adaptado en esta ocasión el libro homónimo de la escritora francesa Marguerite Duras (ya llevado a la gran pantalla en 1958 por René Clement, adaptación que Panh no ha querido ver). El director ha afirmado en la rueda de prensa posterior a la proyección que le ha atraído especialmente “el diálogo entre realidad y ficción” que desprende la obra original, uno de los pilares de su modo de ver el cine.
La historia se centra en un personaje, vagamente denominado “la madre”, interpretado con su habitual maestría por Isabelle Huppert, una desilusionada colona francesa que vive en Indochina a inicios de la década de los 30 con sus dos hijos, Joseph y Suzanne, de 19 y 16 años respectivamente. Por culpa de la corrupta administración colonial, la madre ha empleado todos sus ahorros en un terreno cercano al mar, periódicamente inundado por el agua del mar.
Para evitar una nueva inundación, se lanza con la ayuda de los aldeanos a la construcción de la presa que da título a la película, idea que en principio parece absurda. Sin embargo, Panh ha preferido concentrar su atención en la descripción del “final de un periodo, el colonialismo”, con una mirada que pone de manifiesto la vulnerabilidad y ausencia de raíces de la protagonista.
¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.
