10/02/2009

La actriz francesa Julie Delpy ha convencido a la crítica con la energía y el rigor de The Countess [+lee también:
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ficha de la película], su tercera película como directora, que acaba de ser presentada en la sección Panorama del Festival de Berlín.

Esta coproducción franco-alemana se inspira en la historia de la condesa húngara Erzébet Bathory, que vivió en el siglo XVI y que fue conocida como la condesa sangrienta, a la que Delpy interpreta a la perfección. La actriz y directora, a semejanza de Catherine Breillat, que presenta Barbe Bleue [+lee también:
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ficha de la película] en la misma sección, pone el acento en la variabilidad del relato, en este caso centrándose no tanto en la interpretación, sino más bien en la emisión; el narrador nos dice al principio de la película: la historia no está hecha de verdades, sino de fábulas.

Así, como Delpy ha explicado en la rueda de prensa, si bien ha sido fiel al contexto histórico de la leyenda, ha evitado leer la inmensa cantidad de relatos que han dado lugar al mito de la condesa sangrienta y se ha alejado del estereotipo de la "reina malvada", para crear su propia versión de la historia de Erzébet y ofrecernos una obra que "no es una película de terror, sino una tragedia griega".

Le película se ha rodado en unos enclaves espectaculares, con muy pocas escenas grabadas en estudio y un vestuario cuidadosamente diseñado. En la versión de Delpy, la condesa es una noble independiente y temida por todos que se enamora de un joven (Daniel Brühl), con tanta pasión que cuando el padre del joven (William Hurt) lo obliga a alejarse de ella, creyéndose abandonada y traicionada, le echa la culpa a sus arrugas y empieza a asesinar a muchachas vírgenes para bañarse con su sangre, tan pura como su amor. Su amante, la bruja Darvulia, la ayuda en su sangriento tratamiento de belleza, Delpy eligió a Anamaria Marinca para este papel sin saber que era la actriz de 4 meses, 3 semanas y 2 días [+lee también:
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ficha de la película]).

A pesar de que la condesa afirma, una vez que se descubren los asesinatos, que la habrían tratado como un héroe de ser un hombre y que, por otro lado, su comportamiento esté motivado por un sentimiento tan femenino como es el sufrir por amor, cuando se le pregunta a la directora si hay un trasfondo de ideología feminista en la película, Delpy responde que se ha centrado en una reflexión sobre el ser humano, sin tener en cuenta la raza o el sexo. Según ella, la condesa actúa motivada más que por vanidad femenina, por su quizás ingenua fascinación por la pureza, en contraste con la corrupción que conlleva el poder, y por la angustia que todo el mundo siente ante la decrepitud y la muerte.

(Traducción del francés)