Georges Clou vive de una manera banal en un barrio residencial, con su mujer a quien quiere, su hijo y su perro, yendo a la oficina por la mañana y a la misa los domingos. Por su parte, Paul Marteau que es joven, guapo, rico e inteligente se debate contra problemas de consciencia, dudando entre su juicio severo que porta sobre el mundo y su deseo de formar parte a pesar de todo. Un día, por casualidad, los caminos de los hombres se cruzan. Clou ve la ocasión de una amistad sincera mientras que Marteau encuentra una nueva razón de vivir pensando en crucificar el ideal de felicidad del hombre occidental representado por Georges Clou.